Las autoridades sanitarias han procedido a la instalación de
un arco detector de metales en el centro de salud del
Tarajal. La medida se adopta después del último ataque
perpetrado contra los bienes de los trabajadores sanitarios,
que el pasado lunes sufrieron graves ralladuras en la
carrocería de prácticamente la totalidad de los vehículos
estacionados en el aparcamiento del personal. Los afectados
consideran la medida insuficiente y SATSE cree que deben
exigirse responsabilidades.
Tras el ataque perpetrado el pasado lunes contra los
vehículos del personal del centro de salud del Tarajal, las
autoridades sanitarias han procedido a la instalación de un
arco detector de metales. El aparato permanecía ayer
preinstalado, sin que por el momento se haya puesto en
funcionamiento.
Esta medida no parecía resolver las dudas de los
trabajadores respecto a la seguridad en su centro de
trabajo, y algunos de los miembros de la plantilla
consultados ayer por este diario la calificaban de
“insuficiente”. El personal mostraba además sus dudas
respecto a la posibilidad de que la instalación se dote,
como es perceptivo, del personal necesario para el control
del acceso. Por el momento, este centro de salud, donde
según los empleados del Ingesa, los actos vandálicos contra
sus bienes se repiten con cierta frecuencia, tan sólo hay
destinado un vigilante jurado, por lo que dudan de la
efectividad de la colocación de un detector de metales salvo
que se amplíe este servicio de seguridad.
Ante los problemas que además se han dado en algunas
consultas, uno de los médicos destinados en el Tarajal
sugería como más adecuada la posibilidad de instalar uno de
los denominados “botones antipánico” en los despachos donde
se atiende a los pacientes, para que en caso de necesitarlo,
el facultativo pueda avisar al vigilante de seguridad.
Por otra parte, la coordinadora médica del centro ha optado
por cerrar la valla que protege el pequeño aparcamiento
donde el personal estaciona sus vehículos una vez que el
personal se encuentra en sus puestos, de modo que sólo pueda
accederse al mismo desde la entrada principal.
El pasado lunes, un total de cinco turismos y dos
motocicletas resultaron afectados por profundas y extensas
rayaduras en la carrocería, pero según denuncia el sindicato
de enfermería SATSE, no era ni mucho menos la primera
ocasión en sucedían hechos similares aunque a menor escala.
El secretario general de SATSE en Ceuta, Emilio Barrientos,
confirmó ayer que por el momento, los responsables del
Ingesa no se han puesto en contacto con los trabajadores
para estudiar posibles medidas a adoptar, que en cualquier
caso, apuntó, deberían conllevar además la exigencia de
“responsabilidades” ante esta situación.
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