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Desde que comenzó la crisis económica, en los finales de
2007, ha adquirido un protagonismo esencial en la marcha de
nuestro país el Presupuesto del Estado. Y ello por varias
razones, por un lado por el peso tan importante que el
Sector Público tiene en nuestra economía y por otro por la
línea de déficits crecientes en el que han entrado los Pptos.
del Estado, en el ánimo de intentar paliar los efectos
negativos de la crisis.
Y esto es así, porque la gestión del Ppto, es decir la
política fiscal del gobierno, es el único instrumento que
tenemos para ello, ya que con la entrada de España en la
Unión Europea, la soberanía sobre la política monetaria se
ha transferido a la Unión y ninguno de los países miembros
tiene facultad para dirigirla por sí misma, sino que ésta es
decidida en los foros europeos, generalmente el Banco
Central Europeo.
Por tanto de los dos grandes instrumentos que un Gobierno
dispone para ejecutar su política económica, (la política
monetaria y la política fiscal), los países miembros de la
Unión Europea han transferido la política monetaria y se han
reservado la política fiscal, que se convierte así en el
único instrumento que un país europeo tiene para articular
su política económica. Por eso el Ppto del Estado, como
herramienta, a través de la que se gestiona la política
fiscal de un país se convierte en el elemento esencial de
aquélla.
Si bien el concepto de Ppto está en la mente de todos, desde
un punto de vista mas técnico, se puede definir como la
previsión de gastos e ingresos de una organización para un
determinado plazo de tiempo, generalmente un año. Pero si
esa organización, que puede ser una familia, o una empresa,
es el Estado, el concepto de Ppto alcanza su mayor
significado, ya que por la vía de los ingresos implica la
fijación de los impuestos y cuotas sociales que vamos a
pagar los ciudadanos y las empresas, y por la vía de los
gastos supone atender a los derivados del propio personal
que trabaja para la administración pública, así como los
gastos en prestaciones y servicios, y las inversiones en
infraestructuras.
Si bien desde un punto de vista teórico, hablamos del Ppto
del Estado, en realidad hay Pptos de muchas Administraciones
Públicas y Organismos, por lo que desde un punto de vista
práctico podríamos decir que en España hay dos grandes Pptos;
el Ppto de la Administración Pública y el de la Seguridad
Social.
El Ppto de la Administración Pública engloba a la
Administración Central del Estado, las Administraciones
Autonómicas y locales y los Organismos Autónomos, ya que
éstos dos últimos reciben la mayor parte de sus ingresos de
las transferencias de la Administración Central del Estado.
Por tanto podemos agregarlos todos ellos en un solo Ppto que
llamamos de la Administración Pública. Sus ingresos
provienen de la gestión de los Impuestos directos e
indirectos y se articulan en los ya conocidos IRPF, Impuesto
de Sociedades, I.V.A, Impuestos especiales, etc. Sus gastos
se dedican a financiar los servicios esenciales de la
Comunidad, asi sanidad, educación, defensa, seguridad,
prestaciones sociales, etc.
El Ppto de la S. Social articula en gran medida el
denominado Estado del Bienestar. Sus ingresos provienen de
las cuotas o cotizaciones a la S. Social, y que consisten en
verdaderos impuestos, que aportan las empresas y los
trabajadores y que se calculan fijando un porcentaje sobre
las retribuciones de los trabajadores. Sus gastos se dedican
a financiar las bajas laborales temporales y permanentes,
así como las prestaciones por jubilación de los trabajadores
y empresarios y constituye uno de los termómetros más
significativos del grado de desarrollo de un país.
Llegados a este momento, habría que analizar cúal ha sido la
evolución de los dos Pptos, en los últimos años, así como la
posible evolución que pueden tener en el futuro, en
sintonía, como no puede ser de otra manera, con la evolución
de la crisis económica en nuestro país.
En cuanto al Ppto de la Administración Pública, España había
conseguido entrar en la élite de los países con superávit
presupuestario, situación que se ha mantenido hasta el año
2007, fruto de la actividad económica y como consecuencia
los menores gastos por prestaciones. Así en el año 2007 el
Estado obtuvo un superávit del 2,3% del PIB. Sin embargo el
comienzo de la crisis económica y la entrada en recesión ha
supuesto, de manera muy genérica, la disminución de la
recaudación fiscal ante la menor actividad económica y el
crecimiento del gasto para hacer frente al crecimiento
exponencial de las prestaciones por desempleo, así como las
medidas encaminadas a hacer frente a la crisis que ha
supuesto el plan E o las ayudas crecientes a sectores en
crisis.
Ello ha supuesto que en el año 2008 el Estado obtuviese un
déficit del 3,8% del PIB y la previsión de déficit para el
año 2009 se estima entre el 10% y el 12% del PIB.
Subidas de impuestos
Como consecuencia de esta evolución tan negativa, el
Gobierno ha propuesto, para los Presupuestos del año 2010,
subidas generalizadas de algunos impuestos a efectos de
mejorar ese déficit. Así subidas en los Impuestos
especiales, I.V.A., Rentas del Capital y aún se está
estudiando la subida del IRPF para las rentas más altas.
Sin embargo, en momentos de crisis económica, las empresas
ven reducir sus márgenes de beneficio o incluso entran en
pérdidas, ante la disminución de la demanda de bienes y
servicios. Ante esta situación, si no se produce una
reactivación económica, la subida de impuestos no solo no
genera mayor recaudación, sino que provocará un aumento de
la economía sumergida que a su vez supondrá una nueva
disminución en la recaudación de impuestos.
En cuanto al Presupuesto de la Seguridad Social, es capaz de
mantener desde hace algunos años un superávit, que incluso
con la crisis, se situó en el 2008 en el 1,3% del PIB y para
el año 2009 se podría situar en el 0,52% del PIB. Sin
embargo si profundizamos en las características del Ppto de
la Seguridad Social, se observan grandes nubarrones en el
horizonte.
En este caso habría que diferenciar los problemas a corto
plazo de los problemas a largo plazo:
En el corto plazo, la Seguridad Social ha sido capaz de
mantener superávit, en plena crisis económica, porque, como
establece la Ley, los trabajadores que pasaban al desempleo
seguían cotizando a la Seguridad Social, por la vía de
cotizar al Servicio Público de Empleo Estatal (Antiguo INEM)
mientras dure el cobro de la prestación contributiva por
desempleo, es decir hasta 2 años como máximo después de
perder el empleo, si es que no encuentran un nuevo trabajo.
Esta situación, establecida por Ley, representa una garantía
final para los trabajadores, ya que el Estado se obliga a
pagar esas cotizaciones y financia a la Seguridad Social.
Una vez establecido esto, en el corto plazo, al Presupuesto
de la Seguridad Social, se le plantean dos graves problemas
financieros:
Pérdida de Cotizaciones ante la morosidad de las empresas,
que difícilmente podrán ser recuperadas si continúa la
crisis económica.
Si establecemos que el impacto sobre el empleo, desde la
crisis, comenzó con toda su fuerza a partir del 2º Trimestre
de 2008, hay que deducir que a partir del 2º Trimestre de
2010, (es decir dos años después) el Servicio Público de
empleo dejaría de cotizar por los trabajadores que vayan
pasando a la situación legal de desempleo por prestaciones
no contributivas, aunque es cierto que esa cotización se
mantiene para ciertos colectivos por razón de su edad. Por
tanto, se puede afirmar que si no se produce una mejora del
empleo, consecuencia de una reactivación económica, la
Seguridad Social entrará en un gran déficit a partir del
2010, poniendo en peligro la supervivencia de uno de los
brazos vertebradores de nuestro país en los principios de
igualdad y solidaridad establecidos en nuestra Constitución.
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OPINIÓN
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COLABORACIÓN
