Después del exitazo de las manifestaciones Provida de este
fin de semana. Desde NNGG aconsejamos a José Luis Rodríguez
Zapatero que escuche a la gente. Desde Nuevas Generaciones
le instamos a que haga un ejercicio de conciencia, que
aparte la soberbia por la que se le caracteriza en los
últimos tiempos y haga uso de la obligación que tiene como
presidente de escuchar a los españoles, que este fin de
semana le estaban diciendo a Zapatero que hay que unir y no
dividir.
El lenguaje “progresista” nos dice, nos jura y perjura, que
el aborto que nos quieren vender es una interrupción
voluntaria, que es feminista, que es un derecho, que es
salud, que es constitucional, que es libre, que es solución,
que es progresista, socialista, moderno y solidario, que es
un logro social, que es inocuo, que es racional, científico
y civilizado, que defiende a la mujer, que es un bien en sí
mismo y hasta económicamente rentable. Y que los Provida son
todos machistas, de la derecha extrema y fundamentalistas
católico-apostólico-romanos. Sin excepción.
Sin embargo, los Provida argumentan, razonan y demuestran
con datos y con hechos que todo cuanto dicen los abortistas
sobre las bondades del aborto es totalmente falso y
embustero.
Y desde Nuevas Generaciones le decimos al gobierno que ¡ya
está bien!. ¡Ya está bien! de hacer uso de la hipocresía
para crear una ley del aborto como una apuesta por la
seguridad de la mujer y del niño pues ambos quedan
desprotegidos legalmente y con menos valor que la flora, la
fauna o el patrimonio histórico.
Los expertos, y la propia ministra, han defendido también
que las adolescentes de 16 a 18 años puedan interrumpir su
embarazo de manera voluntaria sin necesidad de contar con el
consentimiento paterno, o en su caso del tutor legal. Las
razones dadas para esta última afirmación es que las
adolescentes ya que pueden mantener libremente relaciones
sexuales también tienen la madurez y sensatez necesarias
para adoptar la decisión de poder abortar, aunque no la de
poder votar, o sacarse el carnet de conducir, !¿Qué
dilema?!, los MENORES podrán ir al hospital a abortar, pero
no podrán desplazarse al centro hospitalario en su propio
coche, y por su puesto también irán al hospital a
desprenderse, sin el consentimiento de paterno, al ser vivo
que lleva en su vientre, eso sí con un piercing en el
ombligo para el cuál papá o mamá si tuvieron que darle
permiso. Y por supuesto sin edad legal para echarse un
cigarro a la boca o tomarse una copa, pero si para decidir
sobre la vida o la muerte del ser que lleva dentro. ¡Ya está
bien!, de estos ideales “progresistas”, ¡ya está bien! de
ese relativismo del que hace gala siempre el gobierno
socialista, que sólo conduce a confundir y dividir a los
españoles.
La reflexión sobre esta propuesta es en primer lugar afirmar
que el aborto es un asesinato de los más débiles, de
aquellos que no tienen voz para defenderse. Por otro lado,
el
aborto libre incide en el fomento de una mentalidad de
permisivismo sexual y de menosprecio de la maternidad. Una
maternidad que parece ser una carga gravosa de la que la
mujer se tiene que liberar para poder ser esclavizada por el
mercado.
Esta futura ley se ha defendido, por parte del gobierno,
como necesaria fundamentándose en dos mentiras: la
existencia de un derecho inexistente (el derecho a abortar)
y la seguridad de la madre y del no nacido. Lo primero que
hay que indicar es que una de las principales obligaciones
del estado es garantizar el derecho de la vida y su defensa,
y especialmente de la de los más débiles. Hay que hablar con
claridad para denunciar que el estado no cumple su cometido,
no garantiza la vida del ciudadano más débil, el no nacido.
Los científicos afirman rotundamente que desde la
fecundación existe un nuevo ser humano que comienza su vida.
En el plano genético su dotación es la de un ser
individualizado que se encuentra en la primera etapa de su
existencia: la concepción. La única diferencia entre el
nacido y el no nacido es que al primero le vemos y le
tocamos, al segundo no. Ambos son ciudadanos y ambos
necesitan de importantes cuidados para su supervivencia.
En cuanto a la segunda mentira, que es el de la seguridad de
la madre y el niño no nacido no se puede decir más que es
una burla. Es hipócrita presentar la nueva ley del aborto
como una apuesta por la seguridad de la mujer y del niño
pues ambos quedan desprotegidos legalmente y con menos valor
que la flora, la fauna o el patrimonio histórico. El aborto
tiene dos víctimas la madre y el niño. Por otro lado, el
hecho de rebajar a 16 años la práctica del aborto supone un
giro de tuerca más. Ello implica privar a las chicas
adolescentes de la posibilidad del asesoramiento y apoyo de
sus padres aumentando su abandono ante la iniquidad del
aborto.
Recordemos que esta ley viene tras un periodo largo en el
que la percepción de la gravedad del aborto se ha ido
debilitando progresivamente en la conciencia social. La
aceptación del aborto en la mentalidad, en las costumbres y
en la misma ley es señal evidente de una peligrosísima
crisis del sentido moral, que es cada vez más incapaz de
distinguir entre el bien y el mal, incluso cuando está en
juego el derecho fundamental a la vida. Ante una situación
tan grave, se requiere más que nunca el valor de mirar de
frente a la verdad y de llamar a las cosas por su nombre,
sin ceder a compromisos de conveniencia o a la tentación de
autoengaño.
Por tanto la actual propuesta de una ley de plazos va
encaminada a considerar el aborto como un método más de
contracepción, hecho que ya es aceptado en la práctica. Al
margen de la situación de absoluto desamparo en la que queda
el niño que será no nacido hay que destacar el desamparo
legal y médico en el que quedarían las adolescentes
españolas en esta situación. Tal ley vulneraría el derecho a
la salud para las mismas e incapacitaría a los padres a
ejercer la función de acompañamiento y tutoría que le son
propios.
Este interés manifiesto por el segmento de edad comprendido
entre los 16 y 18 años no tiene otro fundamento que las
propias estadísticas: de cada siete abortos practicados en
España uno es de adolescentes menores de 19 años. Además en
la última década hemos experimentado un crecimiento
continuado pasando de apenas el 5 por ciento al 12,5 por
ciento de mujeres de menos de 20 años que recurren a la
práctica del aborto. Este crecimiento en las tasas de aborto
de menores unido al deseo de las adolescentes a que sus
padres desconozcan su situación –movidas por vergüenza y
angustia- es el escenario idóneo para un gobierno que
pretende favorecer la práctica indiscriminada del aborto
incluso contra la voluntad de los padres. Por este motivo es
necesario que también éstos se pronuncien adecuadamente
antes que dicha ley vea la luz. En ese momento quedarán
indefensos en su derecho a la educación de los hijos. Nuevas
víctimas de la legislación de Zapatero, una legislación que
genera un violento atentando contra el no nacido, contra la
propia mujer y contra los padres y la familia en último
término.
Para finalizar, desde Nuevas Generaciones queremos comentar
la guinda del pastel, que es la “última” de JSCE, que en una
bella y noble acción, pidió un esfuerzo conjunto a todas las
instituciones para erradicar la pobreza, lacra por la cual
todos debemos aunar esfuerzos para combatirla. Ahora bien,
desde aquí pedimos a las Juventudes Socialistas que hagan un
ejercicio de autocrítica antes de verter declaraciones de
este tipo, y más si cabe cuando son las organización juvenil
a fin al partido político que nos gobierna, y que gobierna a
golpe de subir los impuestos a los que menos tienen, de
llevarnos a las cotas de paro más altas de la historia de la
democracia o de aumentar los gastos en personal desde que
llego a la Moncloa en un 4.6%.
Zapatero mintió el pasado 23 de septiembre cuando dijo: las
“rentas más altas son las que van a hacer el esfuerzo más
significativo”.
En realidad, son las familias de clase baja quienes sufrirán
más la subida de impuestos. Y las más damnificadas por el
paro, (madre mía!, que lejos queda el pleno empleo que nos
prometió ZP en las últimas generales), y es que la mejor
manera de erradicar la pobreza, es ser un país que genere
riqueza y empleo, la mejor política social es la política de
empleo y no la política de ser un pesebre de subvenciones.
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