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OPINIÓN - MARTES, 20 DE OCTUBRE DE 2009

 

OPINIÓN / EL OASIS

Cambios de opinión
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Kaynes, sí el famoso economista británico, era famoso por cambiar de opinión. Un día, alguien le dijo cómo era posible que hubiera escrito una opinión absolutamente contradictoria a las conclusiones de dos años antes y Kaynes respondió, simplemente, que había reflexionado a fondo y se había dado cuenta de que estaba equivocado. Lo que no sé es si la persona que le había preguntado creyó oportuno presumir de que él seguía pensando lo mismo que a los 18 años. De haber sido así, seguramente el barón Kaynes le habría contestado lo siguiente: Eso es señal de que usted nunca ha pensado en nada.

El que no piensa en nada, es decir, el que no quiere ver más allá de sus narices, suele ser muy dado a usar esa expresión tan manida de yo no me cambio la chaqueta por nada del mundo. Y en cuanto se le invita a cualquier viaje con los gastos pagados no sólo se apunta sino que es capaz de intimar hasta con el cura a quien acusa de no sé cuantas cosas malas. Y que lleva años y años, pesado que es, propalando que se la tiene jurada al cura. Que, todo hay que decirlo, hace ya mucho tiempo que dejó el sacerdocio.

A mí me parece muy bien que una persona siga, a edad provecta, manteniendo las mismas ideas de juventud. Inmovilismo respetable, por supuesto que sí, siempre y cuando esa persona no atente contra quien al reflexionar haya dado en pensar de manera distinta a lo que pensaba otrora. Sobre todo, si el cambio, entre otros motivos, lleva aparejado sentido común.

A ver si nos enteramos, en este mundo donde abundan los hipócritas, de que el valiente tiene miedo del contrario; y el cobarde, de su propio temor. En mi caso, cuando personalizo en este espacio, procuro destacar en negrita el nombre de la persona a la que menciono. Aunque sepa que vivo en una ciudad pequeña y que, por tanto, debo hacerme a la idea de que a la persona nombrada me la puedo hallar a la vuelta de la esquina.

Es el riesgo del escritor de periódicos en sitios así: asumir el respeto que se debe tener al criticado acerbamente, por una más que posible airada reacción; o a los enemigos de los halagados, cuyas salidas de tono suelen ser más peligrosas. Que es lo que viene ocurriendo últimamente con algunos individuos que no pueden ver al presidente del PP ni en pintura. Y, claro, cualquier mención favorable que uno haga de él, pone a sus detractores en pie de guerra y desbordados por la ira.

Mas a mí, convencido de que el periodismo más que ciencia es pasión, me dio, hace ya varios meses, tras reflexionar con hondura, por defender con entusiasmo los intereses de este periódico. Que es una empresa. Y que, como empresa, no se mantiene económicamente con la venta de los ejemplares. ¡Aunque tenga en nómina a articulistas tan reputados como para deleitarnos con sus opiniones sobre hechos nacionales y que serán algún día motivos de estudios por su valor incalculable!

Ahora bien, de momento y mientras a mí no me dé por cambiar de opinión, distinguida por Keynes cual signo de inteligencia, hablaré de Vivas, si lo creo oportuno; de Gordillo, si me da la gana; y, si me apetece, del Delegado del Gobierno. Y aumentarán mis enemigos... Ojalá que haya alguno inteligente. Ah, se me olvidaba: hubo funciones de circo, días atrás, y las fieras no se han comido al domador...
 

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