Me refiero a la consejera de Medio
Ambiente, Yolanda Bel, en unos momentos muy complicados, por
el problema del agua, un problema que nadie pensó, desde
hace varios años, que pudiera volver a darse en Ceuta y que,
curiosamente, ahora ha pillado, sin escapatoria alguna, al
equipo de Gobierno de la Ciudad.
Yolanda Bel ha preferido salir ahora y no quedarse escondida
“tras las bambalinas”, porque eso hubiera sido mucho más
criticable, desde los ciudadanos y desde la oposición, si es
que hay oposición, en la Ciudad Autónoma de Ceuta, al
Gobierno de Juan Vivas.
Y como el problema es muy grave, que nadie trate de
enmascararlo de otra forma, las soluciones tienen que ser
contundentes, desde ahora mismo, y a eso se ha referido la
consejera, cuando ha dicho que:” cuando se ponga el punto
final al problema, se exigirán responsabilidades”.
Está claro, hay quien debe estar recogiendo ya los
“bártulos”, porque en un par de semanas podría estar
atenuado, si es que no solucionado, el problema y, a
continuación, dice Yolanda Bel:”Compareceré, como ahora,
para dar a conocer públicamente las responsabilidades
técnicas o políticas que se adoptarán en relación a lo
sucedido”.
Sus palabras son fuertes, claras y es valiente, por su
parte, la actitud cara al futuro, pero lo que ya no sé es si
podrá llegar hasta el final o, si alguien, dentro de la
propia casa, echará el freno de mano y dejará para mejor
ocasión esa “limpia” que podría venir, tras este incidente
incomprensible y no a tono con la efectividad y mejoras que
han venido siendo norma del Gobierno de Juan Vivas, en esta
y en anteriores legislaturas.
En la Ciudad Autónoma saben, perfectamente, que este es un
borrón que hay que solucionar y que no va a poder ser
eliminado, al menos de la memoria de los ciudadanos. Saben,
también, que se solucionará con la efectividad que conlleva
el mirar hacia el problema, en vez de volver la vista hacia
otra parte.
Por ser responsable del área que es, la consejera de Medio
Ambiente ha sido la que más ha estado y está “en la picota”
estos días, pero también ha sido la que, mejor que nadie, ha
sabido medir el terreno que pisa, ha sabido ver donde
pudieron estar los errores y deberá saber, tendrá que saber,
qué personas no competentes, o no preparadas, tienen que
dejar ciertos cargos, por mucho padrino que tengan, o por
mucho carné de un partido que lleven en la boca.
Si en los momentos que vivimos, como en momentos pasados, a
los políticos únicamente se les exige un respaldo de votos,
para ocupar ciertos puestos, un respaldo mayor que los
demás, esos políticos para poder llevar a cabo unos
proyectos y saber llevarlos con seriedad y con orden, deben
saberse rodear de técnicos preparados y no de cuatro
amiguetes “enchufaillos” que cuando se plantea un problema,
como el que se ha planteado, sepan atajarlo antes de que
llegue.
Y es más, a Yolanda Bel, en Medio ambiente, y a otros
colegas suyos en otros departamentos, esto debe servirles
para confiar lo justo, no más, en aquellos que debieran
atender unos servicios y, más veces de las que debieran, los
atienden sólo “hasta cierto punto”.
El coste del agua, ahora, va a ser un añadido a los gastos,
un plus que no se esperaba, y el buque aljibe “Sichem Orchid”
puede servir de “paraguas” antes de que lleguen los
chaparrones.
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