A un año y medio de las próximas elecciones el divorcio de
IU y UDCE ha acelerado las “conversaciones informales” que
desde hace tiempo se mantienen entre distintas entidades y
representantes de la comunidad árabo-musulmana para
presentar un proyecto político alternativo al de Mohamed
Ali, que por primera vez en siete años no está entre los
interlocutores. “El Gobierno no hace nada, la oposición está
muerta y la gente pide un cambio”, justifica los movimientos
Mizzian, de vuelta a la arena.
La confirmación, vía rueda de prensa, del divorcio entre la
Unión Demócrata Ceutí (UDCE) e Izquierda Unida (IU) de Ceuta
no ha hecho sino agitar las tradicionalmente revueltas aguas
de la política localista ceutí que gravita fundamentalmente,
PSPC aparte, alrededor de la comunidad árabo-musulmana. El
conglomerado de partidos, líderes políticos, entidades
socials con tirón popular y siglas en letargo que lo forman
al margen de la mayoritaria UDCE late con más fuerza, si
cabe, desde que Mohamed Haddu Musa le dio el portazo
definitivo a Ali y anunció que a partir de ese mismo día
pasaba a ser diputado no adscrito en la Asamblea.
“Ahora tienen las manos libres”, anunció el ya ex secretario
general de IU-Ceuta, “para pactar con Aróstegui”. A
preguntas de los periodistas, Musa no descartó que de aquí a
18 meses, cuando llegue la próxima cita con las urnas, su
nombre esté vinculado a algún otro proyecto político.
Conseguir una entente total o prácticamente unánime de
partidos cuyo mensaje está dirigido fundamentalmente a la
segunda comunidad cultural más numerosa de la ciudad es un
sueño antiguo de prácticamente todos los líderes que se
mueven en ese entorno. No hace falta volver la vista muy
atrás para comprobarlo, pues antes de cada comicio se
reproduce un escenario muy similar.
Hace exactamente dos años y medio, el 10 de abril de 2007,
La Vanguardia dio cuenta de la reunión que mantuvieron
Mustafa Mizzian, entonces todavía diputado autonómico del
Partido Demócrata y Social de Ceuta (PDSC); Abdeslam Hakim,
de la Federación Ceutí (FC); Mohamed Ahmed Ali, de la Unión
de Musulmanes de Ceuta (UMC), y Juan Carlos Llodra, del
Partido Ceutí.
Quedaron al margen Mohamed Ali, siempre reacio en sus
declaraciones a contribuir a crear “dos bloques políticos de
cristianos y musulmanes respectivamente”, y el propio Musa,
entonces ya coaligado con el anterior, que juntos habían
fracasado un mes antes en sus conversaciones para concurrir
en una lista conjunta con Mizzian.
La rueda ha vuelto a girar
“La pólvora está servida”, aseguró ayer el líder del PDSC a
este periódico tras reconocer que sí, que se está pensando
volver a la arena electoral y tras asumir que sí, que hay
“conversaciones informales” tendentes a construir una
plataforma “alternativa” a los grupos políticos con
representación institucional en la Asamblea.
“Tenemos más de 9.000 parados en esta ciudad, el Gobierno
del PP no hace nada, la oposición está muerta y la gente
pide un cambio”, diagnostica la realidad Mizzian, que dice
recibir multitud de peticiones en la calle para que no
desperdicie su bagaje y su experiencia y para que vuelva a
dar un paso al frente.
¿Hacia dónde? Con Llodra, el primero que se bajó del barco
de la coalición UDCE-IU, en Nigeria; y Hakim, ex
vicepresidente de la Asamblea, desconectado desde hace años
de la cosa pública (“habrá que preguntarle”, dijo ayer
Mizzian), todas las miradas se dirigen hacia el conglomerado
de lo que queda de IU y el entorno de la FEERI de Mohamed
Ahmed Ali, declarado ‘non grato’ hace años por su
promarroquinidad, y Luna Blanca.
Los responsables de la oenegé son los primeros en quitarse
del medio. “No estamos en ningún proyecto político ni
tenemos ningún interés en estarlo porque hemos recibido
multitud de propuestas desde todos los lados y siempre hemos
dicho que no; nuestro trabajo es otro”, quiere dejar claro
su presidente, Mustafa Abdelkader. “Nuestro apoyo logístico
a la FEERI en la organización de la Musal-la de final de
Ramadán no debe confundirse ni prolongarse a ningún otro
ámbito”, avisa.
Abdelkader demuestra tenerlo muy claro, pero algo no debe
estarlo tanto cuando el último en sondear la disposición de
la entidad sin ánimo de lucro o de sus responsables a
involucrarse en un proyecto político fue, muy recientemente,
el propio Mizzian. “Conversaciones informales”, matiza este.
El secretario de Organización de IU, Mustafa Hassen, el más
firme partidario en esa formación, desde hace muchos meses,
de romper con UDCE tampoco quiere que se interprete en clave
política su estrecha afinidad con Luna Blanca y la FEERI. El
que fuera candidato al Congreso en 2008 dice no querer
mezclar “de ninguna manera” política y religión y afirma que
con la oenegé habla “de asuntos humanitarios”.
Musa, que en 2007 se tiró los trastos a la cabeza con
Mizzian y que anteayer decía en Radio Ceuta ser “muy amigo”
del líder del PDSC, rechaza estar cocinando ningún nuevo
proyecto político con nadie. “Yo hablo todos los días con
Mustafa, pero no de una candidatura, de eso no hay nada”,
afirma insistiendo en que lo que ahora quiere es estar
“tranquilo” en su nueva condición de diputado no adscrito.
Pero no lo dejan, ni aquí ni fuera. IU Antequera constituyó
ayer un foro en la red social Facebook en el que, tras
criticar las actitudes de UDCE, le piden que renuncie al
acta de diputado. “Él seguro que montará una nueva opción
política para las elecciones del 2011, aprovechándose del
esfuerzo y trabajo de todos los compañeros y compañeras de
su antigua Asamblea” teorizan, sin base alguna según su
versión, sobre el futuro del ex coordinador.
Mi partido primero
“No hay nada porque ahora lo que toca es trabajar en IU”,
zanja Hassen a pesar de que a su alrededor no todos dan
exactamente la misma versión. En la defensa de sus siglas y
de su identidad política coincide con Mizzian, que también
supedita cualquier posible candidatura plural en 2011 a que
esta se constituya alrededor del PDSC y, dan por hecho todos
los consultados, con él como líder. “Tenemos un partido vivo
y fuerte”, resalta cuando se le plantea la posibilidad de
aparecer con otras letras sobre su cara.
Desde Marruecos, Ahmed Ali sí reconoce estar al tanto, desde
una segunda línea, de “contactos” políticos de esta
naturaleza, aunque asegura no plantearse colocarse,
consciente tal vez de su mal cartel en la ciudad, al frente
de ellos. Al teléfono el presidente nacional de la FEERI y
la UMC, que en 2003 reitró a última hora su candidatura para
respaldar a Mizzian, lo atribuye a la experiencia: “Yo he
intentado varias veces formar coaliciones y nunca han
prosperado, pero a veces las circunstancias obligan y ahora
parece que se reclama una alternativa a lo que hay; todo
cabe”, desliza antes de buscar la sombra: “Las personas
cuando maduran cambian y dejar de tener afán de
protagonismo; es momento de dejar pasar a gente buena que
quiere trabajar por el colectivo”, reflexiona sobre sí
mismo.
“¿Marejadilla? No, marejada”, responde cuando se le pregunta
por estos contactos Abselam Hamadi, que si bien no quiere
saber “nada” de política sí reconoce estar al tanto de los
“múltiples contactos” que se han establecido entre algunos
de los citados”.
Todas las fuentes mencionadas previamente y otras, incluso
en UDCE, coinciden en que el hecho de que Mohamed Ali no
esté ahora en las conversaciones hace pensar que puede ser
más fácil llegar a un acuerdo. Entre otras cosas porque a
todos les mueve la convicción de que el líder de la
oposición se ha desgastado mucho durante los dos últimos
años.
“La gente no está con él como antes”, aseguran. Su figura
cohesiona a los adversarios políticos que se disputan su
electorado. Y están las rencillas pendientes. Las de IU que
todavía sangran, pero también las de Mizzian, que tiene la
convicción de que, inconscientemente, Ali le hizo el trabajo
al PP para quitárselo del medio y no ponerle al frente de la
coordinación del Plan del Príncipe, como le habían
prometido. “Conmigo”, dice el ex diputado, “el PP sabía que
iba a exigir las inversiones prometidas para la barriada,
que acabaría siendo incómodo”.
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