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OPINIÓN - VIERNES, 16 DE OCTUBRE DE 2009

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

En una reunión informal mantenida por una serie de amigos, uno de ellos lector asiduo de mis artículos, dejándose llevar por el gran afecto que me tiene, dijo que yo debería haber escrito en “La Codorniz”, aquella revista famosa dirigida magistralmente por Álvaro de la Iglesia y en la que la inteligencia, de cuantos escribían en ella, tenía que alcanzar el máximo de agudeza para burlar la gran censura existente.

Pienso que esa manifestación, sobre mi persona, se debería más que nada al gran afecto que me profesa, porque tengo que reconocer y reconozco, que no le llego a la suela de los zapatos, ni a Álvaro de la Iglesia, ni a Tono, ni a ninguno de los que hacían posible, con sus escritos, la mencionada revista. De todas formas, gracias amigo.

Cierto es que me gusta escribir con humor y hasta con cierta ironía, en cada artículo que, cada día, me dedico a escribir en este mi periódico sin importarme, ni poco ni mucho, quienes se enfaden por algunos de mis escritos. Eso es algo que tengo tan superado, como aquellos que no les gusta como escribo.

En la época de “La Codorniz”, etapa donde por culpa de la censura, había que exprimir el cerebro al máximo para burlarla, todos humoristas de las letras demostraron una superior inteligencia a la hora de redactar sus artículos. Ellos, auténticos genios del humor, marcaron toda una época difícil de superar.

Qué hubiese sido, de todos ellos, en estos tiempos que corren, donde la censura brilla por su ausencia y se ha puesto de moda el humor soez, carente de el más mínimo atisbo de inteligencia. Quizás ninguno de ellos hubiese podido demostrar esa inteligencia superior hacia estos humoristas de hoy día faltos de talento y de condiciones para hacer humor.

Es algo indiscutible, que en tiempos difíciles para la Humanidad, es donde surgen los grandes genios y los grandes inventos, donde la inteligencia de los seres humanos alcanza su mayor grado de perfección. Ahí tiene, por poner un ejemplo, el invento de la penicilina, que tantas vidas a salvado y sigue salvando.

Es de pura lógica que en tiempos de censura, la inteligencia de todos aquellos hombres que tenían que escribir, cada día, tratando de burlarla, alcanzara su máximo de fluidez. Y eso, precisamente debido a la gran censura existente, en aquellos tiempos, es lo que hizo, que naciera esa gran generación de humoristas que sabiamente, burlaban a la censura con un arte insuperable.

Hoy escribir con humor o al menos trata de hacerlo, sin caer en lo chabacano empleando palabras soeces sin venir a cuento, también resulta algo difícil.

Al lector que esté poco preparado, le encanta escuchar esas palabrotas que, sin venir a cuento, se emplean en las series televisivas, antes que leer un artículo de humor fino en el que se pongan las cosas en su sitio, sin necesidad de insultar a nada ni a nadie. Porque el humor y la ironía, usada con fineza, a veces se hacen difícil de entender para los que no están dentro del asunto a tratar. Y aunque algunos no lo crean a pesar de no existir la censura, es difícil escribir con humor.
 

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