Largamente ansiada por algunos, siempre postergada, el hasta
ayer coordinador de IU en Ceuta, Mohamed Haddu Musa, dio
ayer por finiquitada su alianza con UDCE y su década al
frente de Izquierda Unida en la ciudad. A la espera de que
la Secretaría General de la Asamblea decida si podrá o no
intervenir cual portavoz de grupo en los Plenos, el veterano
político ceutí pasa a ser ahora diputado no adscrito y
ocupará, presumiblemente, el mismo escaño en el que se sentó
Mizzian hasta 2007. Ahí jugará sus cartas hasta 2011, cuando
no cierra la puerta a volver apostando por algún otro
proyecto político.
Como tantas veces, las discrepancias personales, los
recelos, los desaires, la indiferencia, la propagación de
rumores maliciosos, la sospecha permanente, dio ayer al
traste de manera “definitiva” con la alianza política que el
presidente de la UDCE, Mohamed Ali, y el coordinador de IU
en Ceuta, Mohamed Haddu Musa, formalizaron sobre el papel
con luz y taquígrafos hace tres años y medio.
Fue en mayo de 2006 cuando los dos se estrecharon las manos
y anunciaron que debido a la “coincidencia de actuaciones y
la base ideológica similar de los dos grupos” se ponían de
acuerdo para poner “los cimientos de un proyecto de futuro
donde tenga cabida todo el mundo, ya que no sólo se ha
pensado para las próximas elecciones, sino para un horizonte
más amplio de cinco o seis años”.
Ayer Musa ofició ante los medios el funeral de un proyecto
político cangrenado desde las elecciones de 2007. Hasta ahí
llegó la luna de miel, los viajes a Madrid, el traslado de
propuestas locales al Congreso a través de Llamazares, las
campañas conjuntas. Cuando llegó el momento de repartir
cargos, pocos, pan en casa de pobres, surgieron, como
llamas, las diferencias. Bombero, Musa se quedó desde ese
momento casi como el único defensor de mantener el acuerdo
en su formación.
Hasta esta semana, cuando se cansó de esperar un gesto para
“renovar” el pacto, para seguir tirando adelante. Y ayer, en
la Asamblea, citó a los periodistas y con una timidez
aparente impropia de quien lleva una década en el sarao
político, leyó un breve comunicado justo después de
formalizar ante el Registro General su decisión.
“No podemos soportar más la falta de seriedad de UDCE en sus
relaciones políticas; ni su falta de respeto a los más de
6.000 votantes que nos apoyaron y a nuestras siglas; ni sus
reiteradas provocaciones para que nos fuésemos”, hilvanó
Musa sus razones. “Por eso he pedido pasar a ser, de acuerdo
con lo previsto en el Reglamento de la Asamblea, diputado no
adscrito y poner punto final a esta coalición”, dijo.
Además, el líder de IU durante los últimos nueve años, cargo
que también anunció que abandona para dar paso a una
Asamblea que debe tener lugar antes de final de año para
elegir a su sustituto, citó tres motivos concretos para
dejarlo todo: a) “el grupo parlamentario no se ha renovado
al cumplirse dos años, como habíamos pactado”; b) “UDCE está
a punto [sic] de formalizar su alianza con el PSPC, así que
ahora tiene las manos libres”; y c) “siempre nos hemos
enterado por la prensa de las negociaciones de la UDCE con
otros partidos, como cuando les llamaron desde Melilla para
decirles que tenían que apoyar al PSOE en las últimas
generales y, pese a lo acordado con IU, dieron una rueda de
prensa sin avisar para anunciarlo”.
Paradójicamente, y no lo ocultó, Musa tampoco telefoneó ayer
a Ali. Ni piensa hacerlo hoy. “Lo haré en unos días”,
anunció. Ninguna diferencia de fondo. Algunas de forma. “Con
una llamada podría haberse arreglado”, aseguró ayer una
fuente que ha vivido en primera persona el discurrir de los
acontecimientos.
¿Ali? “Sin comentarios”
Quizá. Musa ayer replicó con un “sin comentarios” a la
invitación que se le trasladó para hablar de Ali como
político y como persona. Este rehusó valorar su
comparecencia y pidió tiempo. Alrededor de cada uno, sin
embargo, arden llamas nuevas y antiguas contra el otro. A
quien dirigía IU se le tacha de pasota, de no haber aportado
nada al equipo en dos años y medio. Al portavoz de sobrado,
de engreído, de egoísta con las regalías que da estar en la
oposición.
“Empezamos esta aventura desde cero y hemos hecho lo posible
y lo imposible por ella, pero este final no es culpa de IU”,
advirtió Musa, que dijo pensar que tenía que haberlo dejado
cuando lo de las generales, que agradeció el apoyo
“incondicional” que sus discrepantes compañeros de formación
le han brindado y que ahora duda sobre qué podrá hacer y qué
no en los Plenos.
“Todo es interpretable”
Casi todas las fuentes jurídicas, administrativas y
políticas consultadas ayer por este periódico coinciden en
que, sin duda, el Reglamento de la Asamblea, reformado en
2005 tras la experiencia del GIL y bajo la inspiración del
Pacto Antitransfuguismo, le permite, en calidad de diputado
no adscrito, presentar y defender mociones de urgencia e
interpelaciones.
Está descartado, desde luego, que pueda formar grupo: “Será
necesario contar con al menos dos Diputados, quedando
adscritos al Grupo Mixto aquellos representantes de listas
electorales que obtengan un solo diputado”, dice la norma.
Ello le privará de contar con asesores y subvenciones.
La duda es si podrá o no intervenir en el debate del Orden
del Día de las Sesiones. Para aclararlo el Gobierno encargó
ayer un informe a la Secretaria General de la Asamblea.
“Todo es interpretable”, dijo un político con peso en la
Ciudad. El cotilleo se encargó de difundir que el diputado
había sido visto con Gordillo y Tafi en la puerta del
Palacio autonómico.
Literalmente un diputado no adscrito como él no puede ir a
las Comisiones ni, obviamente, a las Juntas de Portavoces.
Quienes interpretan el Reglamento de la forma más cercana a
los intereses de Musa dicen que si “le será de plena
aplicación el estatuto jurídico del Diputado”, como reza el
texto, este también prevé que gozará del derecho “a asistir
con voz y voto a las sesiones”. En términos políticos,
negárselo, hay quien opina, vulneraría su derecho a la
acción parlamentaria.
Otra línea de interpretación dice que dejarle intervenir
cual portavoz desvirtuaría el papel establecido para estos
en cada grupo, el de los propios grupos y hasta la misión de
las Comisiones, donde se preparan, se debaten y se votan de
forma preliminar los asuntos que van a la Cámara. El
Gobierno ya le ha encargado a la secretaria general de la
Asamblea, María Dolores Pastilla, que le ilustre. Ella tiene
la palabra para decantarse por una u otra alternativa antes
del jueves de la próxima semana.
En función de lo que diga Musa pasará el próximo año y medio
en la Cámara con más o menos protagonismo.
¿Después?
El político descartó ayer la posibilidad de intentar seguir
al frente de IU, a la que dio por fenecida o casi. Se
confesó cansado, pero no negó que no piense seguir en la
política. Su entorno más próximo y hasta él mismo no han
abandonado nunca la idea de concretar una alternativa
electoral bajo el nombre de ‘Coalición por Ceuta’, ya
registrado, marca en la que debería haber terminado la
coalición truncada.
“No descarto apoyar algún proyecto”, deslizó ayer. De las
conversaciones, ya en curso, con Mustafa Mizzian, otro al
que no abandona la vena política; con algunos responsables
de Luna Blanca; con el entorno de la FEERI, dependerá la
viabilidad de que fructifique o no.
|