Podemos decir que ya es, para todos los efectos, una
extensión más del equipo colchonero en nuestra ciudad.
Y lo es, desde el martes por la tarde, bueno ya entre dos
luces, que fue la hora a la que llegaron los representantes
de la entidad madrileña al campo José Martínez “Pirri”.
Al frente del grupo madrileño venía el ex jugador de más
fama de todos los tiempos del equipo colchonero, el que
fuera un extraordinario extremo izquierdo, Enrique Collar.
Enrique Collar es el actual presidente de la Fundación y en
una ocasión como esta ahí estuvo para acoger a su alrededor
a ese centenar de niños, que gracias al interés de unos
ceutíes, buscando la formación de unos chavales, a través
del deporte, la Escuela del Atlético de Madrid en Ceuta está
funcionando.
Me agradaron varias cosas de esta puesta de largo de la
escuela colchonera en Ceuta, lo primero de todo, que el
propio Collar se dirigiera a los chavales, no como un
fenómeno que fue en su etapa de jugador, sino como “ el
abuelo bonachón” que habla a los nietos sobre lo que es
preciso hacer, en el trabajo, siendo ordenados, sabiendo
donde están y, sobre todo, siguiendo los estudios, porque
“nunca se sabe qué puede pasar un día”. Es esta, sin dudas,
la mejor puesta en escena de una escuela.
Enrique Collar tuvo, también, palabras para los padres que
deben saber lo que más conviene a los hijos y, como estaban
presentes dos de las autoridades locales, la consejera
Chandiramani y Víctor Iñiguez, también tuvo palabras de
agradecimiento para ellos, por todo lo que hace y puede
hacer la Ciudad por estos chavales, en cuanto se dedican al
deporte.
Yo estoy seguro de que estas palabras de Enrique Collar no
habrán caído en saco roto, y que esta entidad, que comienza
oficialmente una labor de verdadera educación deportiva, ha
pedido poco y su labor debe valer mucho.
No será yo quien pida una subvención para esta escuela, y no
voy a ser yo, porque los responsables del deporte en Ceuta
saben muy bien como se están repartiendo “los dineros” y los
logros que se están consiguiendo.
Una escuela de este tipo, dependiendo del tercer club más
importante de España, debe ser santo y seña del deporte en
nuestra ciudad, y Ceuta debe estar a la altura colaborando
para que estos chavales sigan con la ilusión de un día ser
grandes.
Y para ser grandes en el mundo del fútbol hay que saber
pegar bien al balón, por eso la primera lección la impartió
el jugador de hace muy pocos años que mejor pegaba al balón
en el Atlético de Madrid, Milinko Pantic.
Creo que la presentación no podía ser mejor, con la estrella
que más brilló en el Atlético de Madrid hace cincuenta años
y con un “joven” ya retirado, “hace unos días”, que era el
terror de los porteros de su tiempo, Milinko Pantic.
Los encargados de llevar a cabo todo el trabajo de esta
escuela en Ceuta, personas modestas, pero trabajadoras y
honradas, merecen ser tenidos en cuenta, en todo lo del
deporte, a partir de ahora.
El organismo del deporte de Ceuta, el oficial, no se debe
olvidar de la Escuela del Atlético de Madrid aquí, en esta
ciudad al otro lado del estrecho.
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