E n mi regimiento se palpa la preocupación ante el temor de
que no llegue el agua para los caballos y eso es muy grave
en una unidad que ha forjado su historia a uña de caballo y
cuyo honor y sacrificio ha estado en la punta del sable.
Hasta aquí podíamos llegar. Los del séptimo somos los
primeros, pero al menos el agua que no falte.
Gracias a Dios el gobierno de Ceuta tiene en la consejera
Yolanda Bel a una mujer de Fe donde las haya. Tanta Fe que
recientemente hizo público durante el oficio de una boda en
el Salón del Trono que sus libros preferidos eran los
Evangelios y el Antiguo Testamento. Coincide, además, que
Yolanda Bel es la responsable terrenal del agua en esta
tierra dulce y marinera y, por lo tanto, tenemos una
conjunción astral divina de la muerte que permita solucionar
el abastecimiento de agua, entre otros, a los caballos de mi
regimiento.
Conservo entre mis corotos de campaña un librito titulado
“Rogativas y cantos para pedir agua”, del ilustre caballero
en tierras del Cid Don Joaquín Díaz que en compañía de Don
Luis Resines Llorente nos sientan las bases de la
antropología española para mediar entre lo divino y lo
humano en materia de agua bien sea bendita o pecadora.
Ambos ilustres han recogido plegarias que pongo a
disposición de Doña Yolanda Bel por si quiere organizar
procesión al respecto a cambio de que dicha procesión no
entre dentro de los programas culturales institucionales ya
que en Ceuta hay escribas con el mal del diablo en el
cerebro que han hecho público su deseo de perseguir todo
acto cultural que no pase por su bolsa.
A cambio yo, mi señora, y por el agua de mis caballos, le
doy gratis las coplillas que la Providencia tendrá a buen
seguro atender en tiempo y forma. Digo esto porque vuestra
merced es alma santa y devota donde las haya en tierra
santa. Vaya pues el recital:
Tú Reina de la hermosura (a la Virgen)
Y soberana del amor
Echa del cielo agua pura
En su cáliz a la flor.
Virgen Santa del Espino
tú que lo puedes hacer
que envíe el Señor del cielo
el agua para beber.
Madre sus penas acoge
Y por sus campos lucidos
Pues si cosechas no coge
Todos estamos perdidos.
Tendrá madre que vender
De su labranza el apero
Y alguna hipoteca hacer
En casa del usurero.
Y en casa del usurero
Que es muy bueno y muy cristiano
Porque por poco dinero
Nos deja el desván sin grano.
Virgen Santa del Espino
tú que lo puedes hacer
que envíe el Señor del Cielo
el agua para beber.
Por eso madre adorada
Implora al señor del cielo
Que nos envíe agua clara.
Sin piedra granizo y hielo.
(A la Virgen del Espino)
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