Pocas veces -dos concretamente- he publicado algún escrito
en la prensa. Mis impresiones u opiniones, siempre de
carácter profesional, las he plasmado en revistas sindicales
o específicas de mi ámbito de trabajo. En todos estos
artículos, creo haberme caracterizado por mantener una línea
de respeto a las personas e instituciones, aún exponiendo
con claridad y sin tapujos mi opinión sobre la cuestión
tratada.
En el último artículo, expresaba mi preocupación por la
situación de desunión sindical en el ámbito educativo y las
nefastas consecuencias que esta podría traer a nuestro
colectivo. A los pocos días, el responsable de otro
sindicato, contestó al mencionado escrito expresando su
opinión, dando una versión distinta, respetuosa y
discrepante. Todo correcto. Curiosamente, ese mismo día, en
los mismos diarios y junto a ese escrito aparecía otro que
arremetía, sin nombrarme, en unos términos claramente
despectivos y ofensivos. ¿Casualidad?
En principio, me llamó la atención que un cargo
institucional, que debe mantener su objetividad e
imparcialidad al margen de sus simpatías o militancias se
“retratase “ de esa forma. ¿Ofendido?, en absoluto.
Afortunadamente, para lo bueno y para lo malo, soy lo
suficientemente conocido en nuestra ciudad. El autor del
artículo, también, afortunadamente para él, lo
suficientemente desconocido.
En los primeros días ni siquiera me cuestioné contestar, no
me pareció que un escrito tan relamido, tan cargado de
pretendida erudición (típico de una persona corriente con
página web propia), mereciese perder ni un solo segundo de
mi tiempo. Posteriormente, con el período de reflexión que
solemos hacer las personas “irresponsables”, me decidí a
enlazar estas líneas por dos cuestiones fundamentales, que
no me atañían personalmente, pero sí a la institución a la
que represento.
Se decía que era absolutamente falso la carencia de
limpieza, en los centros de primaria, al comenzar el curso;
se desmentía la carencia de ambigüedad legal y organizativa
de las actividades, en horario de tarde , en los mencionados
centros; se tachaba de exageración el clima de descontento
en bastantes centros de la ciudad…
Usted padece amnesia perniciosa y selectiva. ¿Recuerda la
última reunión de director@s, inspectores y sus más íntimos
colaboradores? ¿Se le ha olvidado la indignación de los
director@s, cuando se abordaron los temas de referencia,
fundamentalmente el concerniente a la limpieza de los
colegios? Haga un esfuerzo y recuerde. ¿Qué credibilidad y
qué autoridad moral le queda, si afirma en su escrito, que
son falsos extremos que han tenido testigos tan relevantes?
En otro pasaje del articulo, se tira Vd. un pobre “farol”.
Insinúa que CCOO tiene algo que ocultar sobre las comisiones
de servicio. ¿Quizás se refiere a la comisión de una
liberada de mi sindicato? .Hagamos un breve resumen de los
hechos. Esta persona fue estigmatizada y obligada a irse de
otro territorio, por negarse a aprender el catalán. Como
medida política la ubicaron en territorio M.E.,
concretamente en Ceuta. ¡Hace once años! Lleva once años en
comisión de servicios (sólo cinco como permanente sindical)
y curiosamente este año, después de haber sido aprobada su
comisión unánimemente por administración y sindicatos,
surgen sospechosos impedimentos y se le deniega la referida
comisión.
¿Quizás por pertenecer a CC.OO? ¿Quizás porque realiza
magníficamente su trabajo y les estorba? En cualquier caso,
una situación que tenía que haber sido regularizada por el
Ministerio desde hace ya bastante tiempo, “a buenas horas
mangas verdes” se le imputa a CCOO. ¿Otra casualidad? Como
ve, lleva Vd. una jugada muy pobre.
Ahora juego yo. ¿Qué tiene que decir del proceso que su
institución ha seguido para seleccionar a las dos últimas
personas del Convenio MEC- Ciudad? ¿Cuándo se ha publicado
la convocatoria? ¿Se ha tirado de una bolsa de trabajo? ¿De
cuál? ¿Por qué se ha realizado contrato a una de esas
personas y se espera a cumplir un “requisito” para contratar
a la otra? Tengo más preguntas, pero me temo que no
contestará a ninguna. No importa, conozco todas las
respuestas. Le garantizo que no es un” farol”, son
auténticas “dobles parejas”.
Juguemos otra “mano”. ¿Qué me dice de los docentes que
mantiene Vd. fuera de sus centros y realizando otras
funciones para las que no están legalmente habilitados? Las
instrucciones de la Subsecretaría de su Departamento que
regulan el comienzo del curso 2009/2010, son meridianamente
claras con este tipo de situaciones, vienen a decir: “ los
Directores Provinciales, en ningún caso, podrán adscribir
profesorado a puestos, catalogados o no, de las propias
Direcciones Provinciales….” ¿Qué pasa con esa “su
responsabilidad” que, según su escrito, le debería obligar a
responder de sus actos? En esta mano llevo “póker” (cuatro).
¿Denunciarlo ante las instancias pertinentes? En su momento.
Este “irresponsable” está aún valorando las consecuencias y
los daños colaterales que se pueden producir en dos
trabadores con familias a su cargo y cuatro excelentes
compañeros que no tienen nada que ver con esta partida.
Le toca jugar. Baraje y reparta.
Por último, también me califica como el bombero pirómano.
Lleva parte de razón, siempre he actuado de bombero,
apagando y ayudando a apagar muchos “fuegos”. ¿Pirómano? No
lo he sido nunca. Si así fuese, le explicaría con todo lujo
de “detalles” el título de este artículo. Como puede
comprobar no es fácil quitarme la cerilla. Tengo muchas más
y la clara determinación de utilizarlas cuando proceda.
|