El domingo por la tarde, el
presidente de uno de los equipos de fútbol de categoría
juvenil a nivel nacional, rechinaba los dientes, porque a su
equipo le acababan de “atracar” en un campo de fútbol.
Según el presidente y seguro que tenía razón, el árbitro del
encuentro, que había terminado unos minutos antes, había
roto, por completo, a su equipo y había logrado que en el
minuto 95 el conjunto contrario, que jugaba en casa, se
hiciera con la victoria.
Ni que decir tiene que el árbitro era local, y había ayudado
al equipo de casa más que si hubiera sido un jugador propio
de esa formación. Es la canción de la mayor parte de estos
encuentros.
Aunque no vi ese encuentro, me creo “a pie juntillas” lo que
decía ese presidente, porque en estas categorías de
juveniles a nivel nacional, en contadísimas ocasiones hay un
arbitraje digno y cuando lo hay es el equipo de casa el que
se queja, porque están acostumbrados todos, también el
presidente que estaba tan quejoso, a que los árbitros, por
ser del mismo lugar que el equipo de casa, barran descarada
y vergonzosamente a favor del equipo local, con la anuencia
de los Comités de Árbitros pertinentes que suelen nombrar
para estos encuentros a los colegiados menos dignos para
dejar en buen lugar el nombre de lo que deben ser o son los
árbitros de fútbol.
Particularmente me duele el atraco que recibió ese equipo
juvenil de Ceuta el pasado domingo, pero me duele, también,
la actuación de algunos colegiados de Ceuta, Mehdí, por
ejemplo, Celadero y otros varios que actúan como ese tal
Checa Montero que fue el que “desplumó”, por completo, a un
equipo de Ceuta en el Campo del Rosal.
A mí que no soy parte ni de los equipos de aquí, ni de los
equipos de fuera, ni de los Comités de Árbitros, me da
vergüenza de cómo actúan algunos colegiados fuera y de cómo
actúan, también, algunos aquí en Ceuta.
Ese presidente que, con razón, estaba indignado, es posible
que en la relación de arbitrajes que ha sufrido, dentro y
fuera, lleve la relación de puntos que le han quitado fuera,
lo que no sé si llevará también la relación de puntos que
indebidamente le han regalado a su equipo los árbitros aquí.
Sería bueno que un día hiciera el recuento, y, tal vez, no
haya salido, en conjunto, totalmente perjudicado.
Pero es más, todos sabemos que ese y otros equipos de
juveniles de Ceuta, desde hace muchos años, no han querido
ver, ni en pintura, a colegiados como Vicente Matoso, en su
día, a Arias Madrid, hoy, o a Andréu, en su momento, por
citar tan sólo tres, y no los querían o no quieren hoy a
Arias Madrid, porque los arbitrajes de estos podrían ser
buenos, malos o regulares, pero los errores eran sus
errores, no iban premeditadamente en busca de favorecer o
perjudicar a nadie. Lo que sí han preferido ciertos
presidentes, y el que estaba quejoso el domingo, también,
era colegiados que, desde la salida, “se ponían la camiseta”
de su equipo, como si fuera un refuerzo más para el equipo,
con lo que los puntos, legal o ilegalmente se quedaban en
casa.
Quienes, a lo largo de nuestra vida, hemos presenciado
cientos de partidos de juveniles, hemos visto también la
larga serie de atropellos de ciertos árbitros indignos de
pertenecer al mundo del deporte. Yo hacía la pasada semana
un reportaje sobre los árbitros de Ceuta. Mi reportaje iba
dirigido a los árbitros dignos, no a esos otros que no
deberían pitar un encuentro y menos de juveniles.
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