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OPINIÓN - MARTES, 13 DE OCTUBRE DE 2009

 

OPINIÓN / EL OASIS

Las guerras no se ganan tirando peladillas
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Sentado frente al ordenador, pensando en cosa de muy poco valor, y con los ojos entrecerrados por el cansancio acumulado durante un ‘puente’ dedicado a la lectura, se me viene a la memoria una anécdota que creo haber contado ya; pero, aunque así fuera, ningún inconveniente tengo en repetirla.

En 1956, el Atlético de Madrid fue invitado a jugar el Trofeo Teresa Herrera, a última hora y como sustituto del Madrid o del Barcelona, pues no recuerdo muy bien cuál de los dos renunció ese verano a participar en esa competición contra un equipo alemán: 1. FC Colonia. Dado que el Teresa Herrera se jugaba entonces a un solo partido.

El Atlético de Madrid, casi con toda su plantilla de vacaciones, se nutrió de jugadores del Rayo Vallecano, entonces su filial, y echó mano de los futbolistas del primer equipo residentes en Madrid. Así que al frente de aquella alineación improvisada iba Santiago Ordaz, “Verde”. Defensa enérgico, donde los hubiera, con buen porte y gracia a raudales.

Por aquellas fechas, coincidió que Francisco Franco pasaba unos días en el Pazo de Meirás. Y aceptó la invitación de las autoridades coruñesas para presidir un Trofeo programado para hacer dinero con que ayudar a los más desfavorecidos.

El partido fue bronco, duro, y Verde impuso su ley en el terreno de juego. Ganaron los colchoneros. Y cuando Verde subió al palco a recoger el trofeo, El Caudillo, que tenía a su vera al marqués de Villavicencio, atlético fetén, le dijo al capitán lo siguiente:

-¿No le parece a usted, Verde, que su dureza ha sido excesiva?...

Y Santiago Ordaz, ‘Verde’, con el desparpajo habitual en él, respondió: “Excelencia, ¿acaso ganó usted la guerra tirando peladillas?”. Cuentan que las palabras de Santiago Ordaz les cortó el resuello a los allí presentes. Menos mal que por escasos segundos. Los tardados por Franco en reaccionar de manera favorable a la audacia mostrada por el jugador rojiblanco. Y debió ser así, pues a partir de ese momento Verde recibió ayuda necesaria para convertirse en un gran empresario.

Ayuda en todos los sentidos va a necesitar Benjamín Álvarez para salir ileso de la tarea que le espera como gerente del Instituto Ceutí de Deportes. Cargo, de designación libre, que ha aceptado este profesor de Matemáticas, y viceconsejero de organización del PP, pese a conocer que es el quinto gerente nombrado en dos años.

De momento, Benjamín ha demostrado tener un valor desmedido. Puesto que hay que tenerlo para asumir semejante riesgo. Y sé de lo que estoy hablando. Y, por tanto, habrá de emplearse con las mismas armas que Verde. Sin contemplaciones. Ya que está demostrado que en ese organismo, el ICD, los hay convencidos de que allí los gerentes deben ser guillotinados en cuanto no digan sí a cuanto se les proponga.

Y cuando alguien le recuerde su excesiva dureza, en momentos claves, siempre le quedará hacer uso de la socorrida frase de que las guerras no se ganan tirando peladillas. Así como suena. Suerte, de verdad, a Benjamín Álvarez en su nuevo cargo. Por ser persona muy válida. Y espero que le dé un bledo cuando lo señalen como cuñadísimo del presidente de la Ciudad. Que lo harán. Sin duda.

(Fuera de concurso. Vicente A.: Has tenido un final triste. Porque los dibujitos no dan para más. Pero lo has intentado...
 

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