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ACTUALIDAD - MARTES, 13 DE OCTUBRE DE 2009


Hussein Aslam (D). reduan.

malestar
 

La tripulación del Rhone se siente víctima de la incomunicación

La Secretaría de la Marina Mercante turca sigue mediando con el armador y otros implicados para desbloquear la situación
del barco químico en el puerto de Ceuta
 

CEUTA
Redacción

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Atracados en el puerto de Ceuta con rumbo a ninguna parte. Así se encuentran los doce tripulantes del Rhone varias semanas después de que el capitán, el armador, la marina mercante turca y su embajada en España intentaran ponerse de acuerdo en un diálogo de sordos sobre el futuro de la embarcación y de los hombres a bordo. Sin salario desde hace más de tres meses, malviviendo con la ayuda de la Capitanía General de Ceuta, la tripulación no tiene otra cosa que hacer si no tomar té en cubierta y pasear por el centro de la ciudad. El oficial segundo, Hussein Aslam, afirma que se sienten presos de la incomunicación.

Amarrados a un limbo jurídico, donde se no sabe si pedir responsabilidades al armador, el patrón, la naviera, la marina mercante turca y así hastas media docena de posibles intermediarios, la tripulación del Rhone continúa esperando la llamada de los diplomáticos de su país para poder regresar a casa y, a poder ser, habiendo percibido los 125.656 euros que se le adeuda como pago de sus salarios.

“Tenemos problemas de abastecimiento, de salud, de comunicación entre el capitán y el armador. Sobre todo tenemos eso, un gran problema de incomunicación”, expone en tono preocupado el oficial segundo de la nave, Hussein Aslam, que ha tomado el mando de la situación.

En la cubierta, sobre el hule que recubre la mesa donde se beben a sorbos pequeños vasos de té, la tripulación soporta bajo un sol de justicia otro día más sin ninguna noticia de la embajada.

“Se nos hace muy difícil estar aquí sin ningún dinero para tomar un café o cualquier otra cosa”, continua explicando Aslam con voz desconsolada. “Muchos de nosotros vamos de vez en cuando al centro de la ciudad, damos muchas vueltas, vemos cómo otros bailan y se divierten, pero nosotros no tenemos dinero”, añade.

Aslam lleva catorce meses embarcado. A lo largo de su singladura desde Rusia, ha estado a punto de abandonar la nao en varias ocasiones por problemas bien de averías, bien con el pago de sus salarios. Ha sido convencido una y otra vez para que regrese a su puesto, y ha accedido una y otra vez, sin que el propietario del buque, Ortak Denizalit, ni el patrón, Kaan Curtulus, hayan conseguido mandar un mensaje nítido a una tripulación desesperada desde que quedó en aguas de nadie.

“Los verdaderos problemas comenzaron en el Canal de La Mancha, cuando el temporal causó desperfectos en el casco. Mandamos un telegrama al armador para que buscara una solución”, relata el portavoz de la tripulación. “Entonces nos mandó que nos dirijiéramos a puerto, bien a Gibraltar, Algeciras o Ceuta, pero en el primero no cumplíamos los requisitos”, prosiguió narrando con detalle. “En Gibraltar no nos permitieron atracar. Hubo nuevo cruce de telegramas y el armador pretendía que siguiéramos hasta Turquía. Nos sublevamos. El resto de la historia creo que ya la conocéis”, remató.

El buque está pendiente de una inspección de la Capitanía Marítima de Ceuta, mientras los doce tripulantes que sufren, ya impasibles, la espera sólo aguardan a que se tome una decisión por parte de las autoridades turcas.

Algunos miembros de la tripulación padecen problemas de estómago y hasta de asma, después de pasar 22 días en Vyborg sin agua para lavarse, ni medicamentos, ni los víveres más elementales para alimentarse. Aunque todos han recibido ya atención de las autoridades ceutíes.
 

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