Los padres y madres de alumos y el Colegio de
Ópticos-Optometristas han iniciado charlas informativas
entre los escolares de Ceuta sobre las principales anomalías
de la visión que pueden presentarse a estas edades, y que
podrían encontrarse entre las causas más importantes del
fracaso escolar en las aulas ceutíes.
El fracaso escolar puede a veces tener causas ocultas y los
problemas de visión entre los alumnos podrían jugar un papel
muy preponderante en esta situación.
Ha sido la razón que ha llevado a la Fampa y al Colegio de
Ópticos-Optometristas a iniciar charlas entre los escolares
ceutíes para que ellos mismos y sus profesores puedan
detectar precozmente el padecimiento de anomalías en la
vista.
El asunto no es baladí. Según un informe del Colegio
Nacional, el 25 por ciento del fracaso escolar entre los
niños y niñas ceutíes se debería a problemas con la visión.
No obstante, el delegado en Ceuta del Colegio, Salvador
Reguero, rebajó ayer esta cifra hasta un porcentaje más
realista y aseguró que en verdad sería el 7 u 8 por ciento
de los casos de fracaso escolar entre el alumnado ceutí el
que podría estar directamente motivado por estos problemas.
Las charlas, que ya comenzarón ayer en el Colegio de la
Inmaculada, entre los alumnos de 5º y 6º de Primaria y 1º y
2º de ESO, se centra en cuatro anomalías: la miopía, la
hipermetropía, el astigmatismo y el ojo vago.
Según explicó Reguero, la más grave para el estudio es la
hipermetropia, ya que el miope ve mejor de cerca, aunque no
sea tan aficionado al deporte, pero no se levanta de la mesa
de estudio y mantiene poca conexión con el exterior.
Todo lo contrario que el hipermétrope, que se cansa de
estudiar y se levanta de la mesa debido a la fatiga visual.
Para el miope, es aconsejable no acercarse tanto al
ordenador. La iluminación también es un factor muy
importante para contrarrestar las anomalías visuales.
A los escolares se les enseña también que se padece
astigmatismo cuando en vez de ver un balón de reglamento
percibe uno de rugby.
Sin embargo, continuó el óptico, el defecto más grave es el
ojo vago. Un niño puede acostumbrarse a ver con un solo ojo
y no darse cuenta que tiene la vista perdida en el otro. “Si
se detecta este problema a los catorce años estamos
perdidos”, apuntó.
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