Cuando llegó esta naviera, hace
poco tiempo, relativamente, algunos ingenuos como yo,
pensábamos que era bueno, porque cuanta más competencia
hubiera, tanto mejor saldríamos parados los que, en varias
ocasiones, cruzamos el Estrecho.
No cabe la menor duda de que Baleària, que tiene una gran
experiencia en otras rutas, tenía bien estudiado el terreno
y lo que significaba cruzar el Estrecho de Gibraltar.
En principio actuaba, al menos aparentemente, en solitario,
hasta que vistas las alianzas, o lo que sea, entre
Euroferrys y Trasmediterránea, ella se alió, o lo que sea,
con Buquebús, por lo que de, en apariencia, cuatro navieras,
nos habíamos quedado, para casi todos los efectos con sólo
dos.
Entre tanto y salvo aquel rollo que hubo, durante unos
meses, entre Buquebús y un medio local escrito, los precios
seguían igual, los servicios como un año antes y las
atenciones al cliente, parecidas a cuando operaba alguna
otra naviera ya desaparecida.
Y ahora, cuando ya hace un par de años Baleària se quedó con
lo que era Buquebús, surge el gran problema, no para
Baleària, sino para los trabajadores que, en su día,
pertenecían a la naviera hispano-argentina, y que podrían
verse desplazados, me supongo que por necesidades de
trabajo, eso al menos se dirá, a Denia.
La jugada, dentro de la legalidad, puede ser perfecta para
Baleària, por cuanto allí, es posible que, necesiten, al
menos durante algunos meses del año, más trabajadores, pero
para aquellos trabajadores asentados aquí o al otro lado del
Estrecho, en Algeciras, será una auténtica faena tener que
levantar su casa y marcharse a otro lugar.
Se habla de unos sesenta trabajadores en esa situación que,
por aquello de necesidades de servicio, podrían estar
sobrando aquí, con lo que, esto es cierto, no se les pone en
la calle, pero sí se les pone en la tesitura de, o me voy de
esta tierra, o me voy a la calle.
El ánimo de aquellos trabajadores, que empiezan a estar con
pie y medio al otro lado del Estrecho, no puede ser muy
optimista, aunque esto hay que tenerlo en cuenta, las
empresas asentadas en varios sitios pueden, y de hecho lo
hacen, cambiar de lugar a sus trabajadores, siempre que lo
consideran más oportuno. La situación es dura, pero es así.
Otra cosa muy distinta es que ese personal, que perteneció a
Buquebús, si ahora ya pertenece a Baleària, de hecho y de
derecho, vea que mientras ellos tienen que abandonar su
lugar de residencia, de siempre, haya otros recién llegados,
y además extranjeros, se habla de rumanos, que por ser más
baratos sean preferidos por la empresa.
Y eso de la oferta y la demanda, el caro y el barato, ya va
siendo hora de que quienes arman tanto alboroto en otras
circunstancias, en casos como estos den la cara, primero por
los trabajadores que van a ser desplazados con un negocio
rentable para la empresa, y en segundo lugar, por si eso de
caro o barato está condicionado a los servicios que se
hacen, haciendo más servicios los baratos, cosa que puede
estar poniendo en peligro la seguridad de los clientes, o
dicho en este caso, los viajeros que utilicen esa naviera,
para hacer sus desplazamientos.
Un problema más de las navieras, con lo que me hago eco de
lo que dije hace pocos días al hablar de otra de las
navieras que cruzan el Estrecho, que en que pocas ocasiones
podemos decir algo que sea totalmente positivo de alguna. Es
lo que tenemos.
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