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OPINIÓN - MIÉRCOLES, 7 DE OCTUBRE DE 2009

 

OPINIÓN / EL OASIS

Comida con empresarios
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

Hablar de Mohamed Chaib, lo he dicho muchas veces, y lo que te rondaré, morena, es hacerlo de una persona crecida en la calle. La que comenzó a patearse en cuanto tuvo uso de razón. La calle ha sido para él su universidad. Aunque conviene resaltar que sus estudios bases los aprovechó de manera que le han permitido ser propietario de una estupenda instrucción.

Pero lo mejor de mi querido amigo, aquí sí que la palabra amigo me sale limpia, clara, sin miedo a pronunciarla por el mal uso recibido, es su deseo de aprender constantemente. El que le ha permitido ir evolucionando sin prisas pero sin pausas. Así ha conseguido que sea un gustazo hablar con él de cuanto se encarte.

Lo pude comprobar una vez más, el lunes, mientras comíamos con unos empresarios cordobeses, que en su día me fueron presentados por mi amigo y con los que congenié desde el primer instante. El lunes, como digo, nos sentamos a una mesa Pepe Montes –no confundir con el nacido aquí- y su mujer, Toñi; Luis Parrillas y Chaib.

A Luis Parrillas lo llevo tratando ya hace mucho tiempo. Y debo decir que se ha ganado el respeto, el afecto, y la simpatía de todos los empleados del Hotel Tryp. Su llegada al hotel, cada semana, es celebrada por cuantos han tenido la oportunidad de conocerle. Hasta el punto de que cuando él está alojado en el establecimiento todos percibimos que podemos ser mejores. Ya que su forma de ser y su alegría contagiosa nos ponen en condiciones de desechar las conversaciones absurdas.

Con LP llegó, hace tres o cuatro semanas, Montes la Rubia. Y éste, además de aprovechar la ocasión, como empresario que es, para ponerse en contacto con otros empresarios, dedicó su estancia a empaparse de la vida de Ceuta. Y durante esos días tuvo la oportunidad de caerse de boca por esta ciudad. A la que no venía desde hacía un mundo.

No hace falta decir que tanto Luis Parrillas como Mohamed Chaib hicieron de cicerone de Montes. El cual se marchó con la idea de regresar muy pronto en compañía de su esposa a la que no cesó de elogiarle lo que él había visto y tanto le había gustado.

Y están en Ceuta desde la semana pasada. Y la están disfrutando de lo lindo. Lo oí durante la comida. Con la consiguiente satisfacción. Pues, aun no habiendo nacido aquí, llevo viviendo en esta tierra casi treinta años. Y cuanto oigo de bueno, acerca de ella, me complace muchísimo.

Pero nuevamente, y perdonen mi insistencia, me veo obligado a destacar la labor que en estos casos hace Chaib. Atento siempre a facilitar la tarea de cuantos llegan a Ceuta con muchas dudas por desconocer la ciudad. Y pronto, lo he comprobado una vez más, los forasteros reconocen la ayuda que reciben por parte de un hombre que habla lo justo, que mide sus palabras, y que no se da pote de nada. Aunque sabe más que los ‘ratones colorados’. Lo cual, acompañado de lealtad, sentido común y un saber estar inmejorable, le han convertido en asesor de cuestiones sencillas. Que son, al fin y a la postre, las más complicadas.

(Fuera de concurso. Vicente Álvarez: como sé que tienes las hormonas femeninas revueltas, vaya el consejo: ponte a bailar la danza del vientre. A ser posible, ante espectadores. Y mejorarás. Seguro que sí).
 

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