Particularmente, me gustó más el encuentro ante el
Polideportivo Ejido, que el de la semana anterior, frente al
Granada, por dos razones, la primera, porque ante el Granada
se ganó, simplemente, por la apatía de un equipo que vino en
plan paseo de señoritos y el Ceuta, aunque un poco a
remolque, lograba la victoria; en segundo lugar, porque ante
el Polideportivo Ejido se jugó de tú a tú, se dejó fuera a
quienes salen de relleno, y los que jugaron con la camiseta
del Ceuta dieron todo lo que tenían, y más de eso no se le
puede pedir a ningún jugador, sea en la categoría que sea.
En El Ejido el equipo estuvo a tono con lo que es la forma
de trabajar de Carlos Orúe, y todo le salió bien, incluso el
fallo del árbitro en aquel penalti, que dejó de señalar a
favor de los locales, cuando tan sólo se llevaban 18 minutos
de juego. Un fallo arbitral que en esta ocasión favoreció,
pero que en otros momentos puede perjudicar.
Y lo más importante aquí es que eso del carné de identidad
parece que, para algunos jugadores no cuenta, puesto que,
por encima de todo, lo que cuentan son las ganas que algunos
tienen de seguir jugando y rindiendo, como si fueran
juveniles.
El ejemplo a seguir es Sandro, con cerca de 40 años, sin un
mal gesto cuando lo sacan y cuando sale es capaz, suerte a
parte, de solventar un partido que estaba complicado.
Todo esto está muy bien, pero hay algo que no debemos
olvidar y es que hay quien se ha quedado con las ganas de
darle una patada en el trasero al técnico y con estos dos
resultados seguidos, ahora mismo, ni prados, ni praderas, ni
jardines van a traer rosas al banquillo del Ceuta. Eso queda
para mejor momento, o lo que es lo mismo para cuando las
cosas le salgan mal a Carlos Orúe.
Ahora, y no lo lamento por mi conocido, que no amigo,
alguien tendrá que reflexionar sobre el incidente de la
pasada semana, en torno a los vestuarios. Algún día habrá
que contarlo con pelos y señales, para que cada uno quede en
su sitio.
Me alegro de la reacción del Ceuta, en primer lugar por la
entidad, eso que quede claro, y luego por el entrenador, mi
amigo Carlos Orúe, al que se empezaba a poner en el
disparadero y casi se le tenía sacado el billete, sólo de
ida, para su tierra.
Ahora, si hay sensatez, cada uno volverá a lo suyo y será la
forma de poder lograr el objetivo que hay en mente, aunque
no tanto, en ciertas acciones.
El equipo debe, tiene que, aspirar a todo. Ante los equipos
de medio pelo no anduvo demasiado listo, ante los
teóricamente grandes sí estuvo mucho más fino y se quedó con
los puntos. Ese es el auténtico camino, no hay otro.
Hacía más de un año que el Ceuta no estaba entre los cuatro
primeros, lo de la pasada temporada fue un fracaso rotundo,
ahora debe abrirse el camino para que las cosas no sigan
aquellos derroteros, pero con tranquilidad, sin
intromisiones de advenedizos que por ser familiares de
alguien que vaya al fútbol se consideran ya doctores en la
materia, auténticas sibilas, de lo futuro, que quieren jugar
a todo, especialmente cuando las cosas van mal. El viaje a
la localidad almeriense del Ejido a alguien le salió mal, al
Ceuta como entidad a pedir de boca.
Durante estos días ya no podrán hacerse cábalas de lo que se
va a hacer y de cómo organizar todo, por los resultados
adversos. Ahora se ha ganado, en dos ocasiones seguidas.
En el poco tiempo que llevamos de temporada, a su debido
tiempo, hemos dicho lo que había, nos molestaba que las
cosas fueran como iban, y por eso ahora nos agrada que haya
cambiado la situación, tal como está hoy, lo que no quiere
decir, seríamos unos ilusos si lo pensáramos, que ya creamos
que está todo hecho. Ni mucho menos.
Y ahora el Roquetas, domingo por la mañana, un equipo que en
teoría es inferior, pero hay que recordar que precisamente
en el campo de ese equipo, la pasada temporada, fue donde se
le daba el primer puntillazo del ascenso a la AD Ceuta, o a
las posibilidades de colocarse en el grupo de claros
aspirantes al ascenso.
Allí es donde se teminó con la credibilidad de un técnico,
al que poco tiempo antes, no sé en base a qué méritos, se le
había concedido una distinción de la Ciudad Autónoma y al
regresar de ese encuentros no se le desposeyó de tal
distinción porque hubiera estado feo, pero ya desde entonces
estuvo tocado él, tocado el equipo, al que dejó casi en la
uvi, hasta el final. Con esto estamos advirtiendo ¡¡Ojo al
Roquetas!!, que aquí tiene mucho que ganar y perder muy
poquito. Sacando otros tres puntos estaríamos metidos, de
lleno, en la ruta de los puestos de aspirantes al ascenso.
Eso es lo primero que se pide, espero que ahora no se falle.
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