DDesde hace ya más de cuatro años en NNGG teníamos una
corazonada, la corazonada de que las cosas no se estaban
haciendo bien, la corazonada de la quiebra a la que Zapatero
conduce al Estado con un déficit público incontrolado que
lleva irremisiblemente asociada la ruina de los ciudadanos.
La política manirrota de gasto masivo aplicada por el
Gobierno como único tratamiento a la crisis económica ha
tenido como un efecto secundario inevitable la subida de
impuestos a los ciudadanos. Un incremento de la presión
fiscal que será contraproducente para las arcas del Estado,
aumentará el sufrimiento de los ciudadanos y retrasará aún
en mayor medida la salida de la crisis.
El Gobierno pretende incrementar sus ingresos en más de 15
mil millones de euros subiendo no sabe como no sabe aún que
impuestos. La realidad es que el agujero negro en el que
Zapatero ha convertido el gasto público engullirá esa
cantidad sin reducir apenas la desbocada carrera de nuestro
déficit presupuestario, un déficit que superará ampliamente
el 10% en el presente ejercicio.
Es como intentar apagar un incendio con un cubo de agua.
Pero la realidad es aún peor: la subida de impuestos no sólo
no supondrá un mínimo repunte de los ingresos, sino que
precipitará aún en mayor medida una caída de los ingresos
públicos a largo plazo. Subir los impuestos aumentará la
incertidumbre, desincentivará el ahorro y la inversión,
reducirá el consumo y, en definitiva, hundirá aún en mayor
medida nuestra debilitada actividad económica. Con todo ello
caerán aún más los ingresos públicos.
El incremento de los tributos castigará además a unas
sufridas clases medias y bajas ya muy maltratadas por la
crisis. El mito de Robin Hood que Zapatero quiso hacer creer
en Rodiezmo el pasado mes ha caído hecho pedazos en la rueda
de prensa hecha junto a Berlusconi. No es que Zapatero
pretenda quitar el dinero a los ricos para dárselo a los
pobres, sino más bien lo contrario. La subida de los
impuestos, aún por desvelar, apunta como objetivo la hucha
de quiénes se sienten amenazados por el paro y el conjunto
de los consumidores a través de los impuestos al consumo.
Estamos no sólo ante la mayor subida de impuestos de la
democracia, sino además ante la reforma fiscal más regresiva
de nuestra historia. Y todo ello con el puño en alto por si
alguien se resiste.
No puede ser más falsa la justificación del Gobierno de que
esta subida de impuestos se dedicará a incrementar la
protección social. Por el contrario, una buena parte de la
expansión del gasto se está dedicando a redecorar ciudades,
crear lujosas embajadas de Carod Rovira por todo el mundo,
aumentar los asesores de Zapatero o tapar agujeros como el
de Caja de Castilla La Mancha en los que se han enriquecido
los amigos del socialismo. No es por tanto gasto social todo
lo que reluce en el gobierno de Zapatero.
Zapatero es la mentira perpetua, es el que nos ha instalado
en un carrusel de dogmatismo, chapuza, improvisación,
mentiras y soberbia, y es que decir que subir los impuestos
es solidario es la quintaesencia de la mentira.
En 1992 vaciaron las arcas públicas y ahora lo están
volviendo a hacer, están despilfarrando el dinero que es de
todos y ahora, como se lo han gastado todo, nos suben los
impuestos.
Suben los impuestos para pagar el agujero de la deuda, no
para gastos sociales. Con Zapatero es la primera vez, desde
el ingreso en el euro, que España incumplirá los criterios
de austeridad de Maastricht: el déficit, que superará el 3%
del PIB, para colocarse en el 5,4%. El gasto de 2009
superará en más del 20% lo presupuestado: el gobierno
reconoce que, en vez de 157.604 millones, gastará 192.800
millones. El gobierno penaliza las rentas del trabajo, el
consumo y el ahorro: la subida supondrá que cada hogar
español pagará casi 800 euros más al año. El 96% de la
subida de impuestos la pagarán las rentas medias y bajas.
Y es que subir los impuestos es clavar un puñal a la clase
media. Y es que Zapatero le esta diciendo NO a:
A 15 millones de pequeños ahorradores españoles,
particularmente pensionistas, a los que les subirá los
impuestos por tener una cartilla.
A más de 4 millones de parados a los que prometió el pleno
empleo.
A 12 millones de españoles que les prometió 400 euros y
ahora se los quita.
A 15 millones de hogares españoles a los que prometió no
subir los impuestos y ahora tendrán que pagar 1.000 euros
más de subida al año.
A un millón largo de parados españoles que no recibirán el
subsidio de 420 euros porque perdieron su trabajo antes del
1 de enero de 2009 y llevan ya más de nueve meses sin
cobrar.
A un millón de familias que prometió “no dejar en la cuneta”
y que ahora no cuentan con ningún tipo de ingreso.
A 855.000 menores de 24 años que prometió que “no les
fallaría” y que ahora están en el paro.
Y en NNGG tenemos la corazonada de que para solucionar todo
esto no hay píldora del día después que valga.
* Secretaría de Comunicación NNGG
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