La multiculturalidad de la población ceutí también es
fácilmente perceptible en los volúmenes del Registro Civil
que acumulan los nombres que los progenitores ponen en la
ciudad autónoma a sus descendientes. El nombre más común
entre los hombres españoles es Antonio (el 3,4% se llaman
así), seguido de Jose (3,2%) y Manuel (2,9%). Entre las
mujeres llevan María, sólo o compuesto, nada menos que el
27,3% de las españolas. La combinación preferida es María de
Carmen (2,9%). Excluidos ambos, la más fácil de encontrar
sería una Josefa (1,4%) o una Isabel (1,3%).
La tónica femenina se mantiene en Ceuta, donde los padres
también se apuntan a ponerle el nombre de la Virgen a sus
hijas: el 4,8% de las mujeres de la ciudad se llaman María o
María del Carmen. A continuación aparece Fatima (2%) y Ana
María (1,3%). África es el sexto más utilizado (1,2%).
Entre los varones la regla nacional no se aplica de manera
tan equivalente en el terreno local. Entre la población
masculina ceutí el nombre más común es, con mucha
diferencia, el del Profeta musulmán. El 5,9% de los ceutíes
se llaman Mohamed.
Por detrás aparece Antonio (3%), Manuel (2,6%), José (2,3%)
y Francisco (2,3%).
Es, como no podía ser de otra manera, un asunto también de
modas y de evolución sociológica y demográfica. En lo que va
de siglo XXI la preeminencia de Mohamed va al alza. El 7% de
los varones nacidos durante los últimos nueve años se llaman
así. De más o menos, los siguientes más usados en este
periodo han sido Ismael, Adam, Alejandro, Omar y Daniel.
Antonio ni siquiera aparece entre los veinte más utilizados.
A María, sin llegar a tanto, le pasa otro tanto de lo mismo
en Ceuta. Desde 2000 hasta 2008, último dato actualizado, la
semana pasada, por el Instituto Nacional de Estadística,
sólo el 2,2% de las nacidas se llaman como la Inmaculada.
Los nombres preferidos para las féminas en esta década han
sido Salma (2,8%), Mariam y Sara. Carmen, Josefa e Isabel
también han pasado al olvido.
A nivel nacional ha ocurrido algo parecido. Ni Antonios, que
arrasaban en los años cincuenta y sesenta, ni Josés, el más
usado en los treinta y los cuarenta. En el siglo XXI lo que
se lleva en nuestro país es ponerle a los niños Alejandro,
Daniel, Pablo, David, Adrián o Javier.
Las niñas sí mantienen las tradiciones. Desde hace 80 años
sólo en la época de la Movida ha salido María (o María del
Carmen) del primer puesto del ránking en lugar de Laura. En
la primera década del siglo XXI María sigue siendo el más
usado (3,7%), aunque le pisan los talones las Lucías (3,5%)
y las Paulas (2,9%).
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