EL PUEBLO reunió ayer en uno de los salones del Hotel Ulises
a parte de la Junta Directiva de la Confederación Española
de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (CEAPA),
mayoritaria a nivel nacional, y de la FAMPA ceutí para
analizar la situación del sistema educativo español y el
papel que en el mismo tienen o deberían jugar las familias.
Ambas partes coincidieron en la necesidad de que los
progenitores tengan mayor capacidad de opinión, de que se
fomente la “cultura de la participación” y la de la
“motivación” para resolver problemas: “Hay que mejorar, pero
viendo de donde venimos el sistema goza de buena salud”.
Capital nacional del movimiento social de progenitores de
alumnos, uno de los más activos del país, Ceuta despidió
ayer a parte de los directivos de la Confederación Española
de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos (CEAPA), la
más representativa a nivel estatal, con más de 12.000
entidades federadas y más de 324.000 personas movilizadas.
La Confederación que preside el navarro Pedro Rascón, que
aún permanecerá otros días en Ceuta, está presente “en todos
los pueblos de España”.
Este periódico pidió ayer a parte de la Directiva de CEAPA y
de la Federación de Asociaciones de Madres y Padres de
Alumnos (FAMPA) de la ciudad una reflexión sobre la salud
del sistema educativo y sobre el papel que en el mismo
desempeñan o podrían jugar las familias.
“No es cierto que los padres nos hayamos despreocupado por
nuestros hijos en las escuelas, lo hacemos más, y para eso
sólo hay que recordar cuántas veces iban nuestros padres al
colegio a preguntar por nosotros”, explica Rascón, que
rechaza la visión catastrofista que sobre la Educación en
España trasladan “a veces” los medios. “En España”, explica,
“tenemos actualmente varios sistemas por la transferencia de
las competencias a las Autonomías y hay algunas en las que
se aprecia de una forma más peligrosa que en otras una
tendencia a la privatización del sistema o a ahogar el
movimiento de padres”.
“En líneas generales”, concluye con optimismo, “el sistema
goza de buena salud, aunque ello no quiere decir que no haya
cosas que mejorar”.
¿Cuáles? El presidente de la FAMPA ceutí, Jorge Guerrero, lo
tiene claro en el ámbito local: “Hacen falta centros,
mejorar los procesos de escolarización y, sobre todo, la
gratuidad de los libros de texto, ya y desde el 1 de
septiembre”, avisa.
A su lado, Eugenia Martínez, vocal de la Federación, hilvana
sus demandas con casos reales: “Hay centros donde todavía no
se ha empezado porque la mayoría de los alumnos aún no
tienen libros”, lamenta. Otra reclamación: que las becas
lleguen a su hora.
CEAPA comparte la impresión de que hace falta “invertir” más
en el sistema, aún en tiempos de crisis, porque como resalta
Rascón “el gasto en Educación nunca es tal; siempre es
inversión”.
Opinión “a priori”
Guerrero pide también “que se incluya a los padres a priori
en el proceso de toma de decisiones sobre escolarización,
sobre cursos de mediación, sobre planes de convivencia...”.
Los padres piden la palabra porque, como le complementa el
vicepresidente de CEAPA, Fernando Martín, “es necesario
cambiar el punto de vista y hacer un esfuerzo administrativo
para que las familias puedan participar en todo el proceso
educativo”.
“Allí donde funciona de verdad la cultura de la
participación los problemas lo son menos”, prosigue el
balear, a quien la vocal canaria en la Confederación, Adelma
Méndez, da toda la razón: “También hace falta que los
colegios concilien sus horarios con los de los padres y que
asuman y promuevan la motivación de las familias y el propio
alumnado por ser protagonistas de su vida educativa”, dice
antes de subrayar que “los padres somos los principales
responsables de la educación de nuestros hijos y lo
sabemos”.
Por ese motivo CEAPA reivindica que el Pacto por la
Educación que la semana pasada comenzaron a forjar el
ministro competente, Ángel Gabilondo, y la secretaria
general del PP, María Dolores de Cospedal, introduzca un
estadio previo: “Hace falta”, indica Martín, “que los
políticos escuchen antes a los agentes de la comunidad
educativa, a los profesores, a las familias, a los propios
estudiantes, y que recogido su mensaje hagan su trabajo”.
Padres y madres critican, por ejemplo, la “inestabilidad” en
la que parece haber sumido al sistema el reiterado cambio
legislativo de los últimos años. También echan de menos que
el Ministerio cumpla su papel “vertebrado” de la Educación
en todo el Estado “regulando una base fundamental común”.
“Nuestros alumnos tienen muchos conocimientos pero pocas
capacidades, fruto de una estructura educativa muy densa y
muy rígida”, analiza Rascón. Méndez también pide “que la
formación continua del profesorado sea obligatoria”. El
vicepresidente de la FAMPA, Mustafa Mohamed, que se tenga en
cuenta que el colectivo de familias tampoco es uniforme, que
cada una tiene sus necesidades y obligaciones.
Al final, todos se ponen de acuerdo en el símil que
establece Fernando Martín: “Si en una fábrica de producir
tuercas nos encontramos al final de la cadena con que el 40%
salen defectuosas podemos pensar que estamos haciendo algo
mal o echarle la culpa al hierro”. “Con la Educación”,
compara, “ocurre lo mismo”.
¿Alternativa? Habla Rascón: “Cuando hablamos de la cultura
del esfuerzo solemos entenderla desde el punto de vista del
individuo, no del sistema”, distingue el presidente de CEAPA,
que aboga por un cambio de perspectiva: “El concepto de la
cultura del esfuerzo debe extenderse a todos, a la
Administración, al profesorado y también a los padres, y si
es posible mudar el concepto por el de la cultura de la
motivación”, termina.
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