PortadaCorreoForoChatMultimediaServiciosBuscarCeuta



PORTADA DE HOY

Actualidad
Política
Sucesos
Economia
Sociedad
Cultura
Melilla

Opinión
Archivo
Especiales  

 

 

OPINIÓN - DOMINGO, 4 DE OCTUBRE DE 2009

 

OPINIÓN / MIS COSAS

Mis cosas
 


ADE
ade
@elpueblodeceuta.com
 

Ha empezado el nuevo curso escolar, con los mismos defectos y algunas virtudes, pocas por cierto, como cada año para no variar. Y en ese inicio del nuevo curso escolar, sigo pensando que el sistema educativo deja mucho que desear, por mucho que algunos se empeñen en querer demostrarnos lo indemostrable, y a las pruebas nos remitimos, basándonos en el cada vez mayor fracaso escolar.

Las mentes pensantes de este país, aún llamado España, deberían estudiar los motivos o las causas que nos están llevando a ese, cada día, mayor fracaso escolar. Busquemos sus raíces y habremos dado con la tecla del asunto.

Desde mí particular e intransferible punto de vista, una de las principales causas de ese fracaso escolar, está en la perdida del principio de autoridad. Los maestros, para desgracia del sistema educativo, han perdido su autoridad sobre los alumnos. Ojo, sin equivocarse, estamos hablando del principio de autoridad, no de autoritarismo, que son dos cosas diferentes.

La autoridad se aplica a las instituciones importantes por su función social: el Estado, el sistema judicial, la escuela y la familia. De ahí que todos los profesores, en el caso que nos ocupa merecen respeto “institucional”. Pero esa dignidad que se le confiera, les obliga a merecerla y a obrar en consecuencia. No es lo mismo, repetimos, autoridad que autoritarismo.

Estamos de acuerdo con Esperanza Aguirre cuando ha llamado la atención sobre el sistema educativo, prometiendo una ley que otorgará al profesor “la autoridad pública”, para protegerlo, de esa manera, de los ataques de los padres y de los alumnos.

No es, precisamente, que sea está la única solución que se le tiene que dar al problema pero al menos, algo es algo. Y quizás ese algo que ha puesto Esperanza Aguirre, sea el punto de partida para buscar una continuidad que acabe encontrando la solución.

Porque el problema de los colegios, es en que los alumnos atacan a los profesores, se ha extendido a muchos hogares españoles, donde los hijos se enfrentan a sus padres y, en ocasiones, no sólo de palabra. Cada día los padres tienen menos autoridad sobre sus hijos lo que, indiscutiblemente, influye en su comportamiento escolar. Si no tienen respeto a sus padres, cómo se lo van a tener a los profesores.

Y mucho menos respeto, cuando esos mismos padres, primos, tíos, sobrinos y demás parientes y afectos, se dirigen a la escuela a pegarle al profesor porque ha llamado la atención a su hijo. De vergüenza.

A los hijos, no se les educa, comprándoles una maquinita y un ordenador, para que se pasen el día jugando con la maquinita y chateando con el ordenador para que, de esa forma, nos dejen tranquilos. Ni a los alumnos se les educa diciéndoles, “no me llame don Juan, llámame Juan, somos colegas”. ¡Progresistas de pacotillas!.

La recuperación de la autoridad, no quiere decir sólo recuperación del orden y la disciplina, sino la grandeza de la instauración de la democracia. ¿O no?
 

Imprimir noticia 

Volver
 

 

Portada | Mapa del web | Redacción | Publicidad | Contacto