Las relaciones entre la familia y
la escuela son un tema fundamental para establecer la
relación que debe o debería existir entre los dos pilares
esenciales de la vida de los niños y jóvenes: el ámbito en
el que se inicia el aprendizaje de la vida y el
descubrimiento y desarrollo de la identidad personal, de la
personalidad.
Ceuta se convirtió ayer por un día en la capital nacional de
los padres de alumnos gracias a la reunión de su Junta
Directiva que la Confederación Española de Asociaciones de
Padres y Madres de Alumnos (CEAPA), una entidad social, no
confesional, progresista e independiente, que agrupa a 45
Federaciones y Confederaciones que, a su vez, aglutinan a
12.000 Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de todo el
país.
En su alocución ante los miembros de esta entidad (y de la
Federación de Asociaciones de Madres y Padres de Alumnos,
FAMPA, de Ceuta, el director provincial del Ministerio de
Educación, Aquilino Melgar, aprovechó su turno en el uso de
la palabra para llamar a los progenitores presentes a ser
conscientes de su trascendental papel en la educación de sus
hijos. Literalmente, el director provincial pidió a los
padres que, sin dejarse camelar por ello, traten de hacerse
cómplices de los profesores para contribuir a facilitar y a
mejorar su trabajo.
No es un mensaje nuevo, pero no por ello deja de ser
necesario repetirlo a la luz de lo que se ve y se escucha
que sucede en las escuelas. Lograr que la comunidad
educativa sea partícipe activa de la acción educativa supone
un gran desafío pues es conocida actualmente la concepción
de que la escuela es un complemento importante de la
familia, la que exige establecer una relación cercana entre
familia y escuela. De esta relación dependerá, opinan con
razón los expertos, el que los alumnos puedan recibir una
propuesta educativa coherente que garantice la continuidad
de la acción formativa iniciada en principios y valores
universales en el hogar.
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