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OPINIÓN - VIERNES, 2 DE OCTUBRE DE 2009

 

OPINIÓN / EL OASIS

Día de los Ángeles Custodios
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

La Policía Nacional celebra hoy la festividad de su patrón, los Ángeles Custodios, y entre los actos programados, no podía faltar la clásica copa de vino español, que será servida en el Hotel Ulises. Aunque tengo entendido que, debido a la crisis económica, el presupuesto de la copa será menor. Como no podía ser de otra forma.

El año pasado ya fui invitado a los actos de un día tan especial para un Cuerpo que merece consideración a raudales. Una institución, como todas, expuestas a las críticas, que no desea sumisión pero que, lógicamente, detesta los malos tratos porque sí. Por sistema. Como si el empedrado tuviera siempre la culpa de los tropezones del cojo.

En fin, tampoco es día hoy para ponerse trascendente en relación con la Policía Nacional, sino que es más bien para decirle a su Jefe Superior, José Luis Torres, que si el año pasado me lo pasé bien durante la reunión mantenida en salón adecuado del Ulises, hoy pienso disfrutar más y mejor, si acaso algún espía surgido del frío no me lo impide.

A mí me encanta, lo he dicho en bastantes ocasiones, asistir a las cuchipandas, cócteles, comidas, y sitios donde los concurrentes, en cuanto reciben los estímulos del primer vino, se ponen a pegar la hebra como desesperados. Como si llevaran años manteniendo, por obligación, una ley del silencio.

Los corrillos que suelen formarse en esos encuentros son para que sus componentes se muestren amables, cercanos, atentos, y hagan uso de sus mejores reservas de simpatía sin que en el envite chirríen los goznes de lo artificial. Y tratando por todos los medios que la gracia de cada cual salga fluida. Sin estridencias.

En esas fiestas, lo que resulta imprescindible es no ir predispuesto a contentar a los que no se van a contentar. Tampoco es conveniente despellejar a nadie. Y si surge, por ejemplo, el comentario acerca de un conocido, que suele lavarse poco y por oler a zorruno, pone en peligro las pituitarias de sus compañeros de trabajo, uno debe tender a desviar la conversación. Pues no es bueno dañar así la imagen del desaseado. Aunque es conveniente que el sujeto, que peca de espeso, sucio, manchado..., reciba los avisos correspondientes. Con el fin de recuperarle para la sociedad. Y, sobre todo, para que la sociedad no deba usar mascarilla protectora, para evitar la pestilencia.

Coño, hombre, como siga escribiendo así, no sólo me voy a perder sino que también le voy a amargar la fiesta a cuantos han acudido al Hotel Ulises dispuestos a pasárselo bomba. De modo que abandono tal perorata acerca de la higiene y vuelvo otra vez a justificar las razones por la cual le dedico esta columna a la Policía Nacional, en día tan señalado para sus miembros como es el de los Ángeles Custodios, su patrón.

La primera razón es porque aunque no sea yo muy dado a elogiar ni a la Policía Nacional ni a la Guardia Civil, tengo un magnífico concepto de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad. La segunda, porque, una vez más, tendré la oportunidad de charlar con José Fernández Chacón. Y la tercera es, sin duda, porque me da la gana. Felicidades pues...

(Fuera de concurso: Vicente Álvarez es espeso, sucio, desaseado. Donde trabaja puede haber plante por su olor a zorruno).
 

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