El Ingesa trató ayer con la Consejería de Salud la necesidad
de reubicar el punto de dispensación de metadona cercano al
centro de salud Tarajal para evitar las agresiones y
alteraciones del orden público. Mientras tanto, se
contratará un vigilante y se instalarán pulsadores
antipánico en todas las consultas.
El director territorial del Intituto de Gestión Sanitaria (Ingesa),
Jesús Lopera, se acercó ayer junto con el gerente, José
Carlos Querol, al centro de salud de Tarajal, donde los
médicos y otro personal sanitario se concentraban por las
agresiones padecidas en los últimos días por parte de
enfermos psiquiátricos y ex toxicómanos.
Lopera cinscunscribió los problemas a la actitud de un único
paciente, que ha sido la gota que colmaba el vaso, y a la
proximidad del punto de dispensación de metadona,
dependiente de la Consejería de Sanidad de la Ciudad
Autónoma, con el referido centro de salud.
“Me he puesto en contacto con la consejera Adela Nieto para
que la dispensación de la metadona que se efectúa a las seis
de la tarde no esté tan cerca del centro de salud”, apuntó
Lopera.
Mientras tanto no se reubica la unidad de dispensación,
Lopera ha arbitrado distintos sistemas para garantizar la
seguridad de los profesionales que ejercen en este centro,
entre ellos la contratación de un vigilante exclusivo
mientras dura la entrega de la metadona.
Además, Lopera anunció que se va a instalar en todas las
consultas un pulsador antipánico que dé el aviso ante
cualquier situación de alarma. También anunció otras medidas
de seguridad de refuerzo que, sin embargo, no concretó.
“No es lógico que pacientes que vienen a un centro de salud
a sanarse alteren el orden de esta manera”, continúo el
director territorial del Ingesa.
Respecto a la persona en concreto a que se refería, que
zarandeó a una doctora, recordó que ya había sido puesta a
disposición judicial para un juicio rápido en el que el
Ingesa se ha presentado como acusación, e indicó que el
juzgado había aceptado su petición para que el asunto se
tramitase como atentado y no como falta.
“Lo más probable es que esta persona acabe en prisión.
Porque siempre actuaremos ante estos acontecimientos con
contundencia”, argumentó Lopera por la mañana.
Eso sí, el máximo responsable del Ingesa en la ciudad
también puntualizó el que el vigilante se suprimiría casi
con toda seguridad cuando la unidad de dispensación de
metadona cambie de ubicación.
También ilustró que los pulsadores antipánico no son muy
comunes en otras localidades del Sistema Nacional de Salud,
pero que tampoco en los hospitales de estas poblaciones
existen medidas de seguridad tan importantes como las que
existen en el ceutí Hospital de la Cruz Roja, pues se habla
de una ciudad con unas peculiaridades demográficas y
sociológicas importantes. “No es que haya muchos problemas,
pero los que hay resultan muy llamativos”, matizó.
El portavoz de los afectados, el doctor Juan Carlos Mata,
consideró “insuficientes” las medidas anunciadas por el
Ingesa. Su visión sobre el problema le atribuía mayor
alcance: “Denunciamos que lo que está ocurriendo en este
centro es un estado de agresividad muy intenso provocado por
la enorme presión asisentencial”. El facultativo puntualizó,
no obstante, que este clima de trabajo era provocado por una
“minoría de pacientes”.
Mata se refirió al paciente más conflictivo explicando que
se trataba de un individuo que venía dos días seguidos
reclamando un mismo medicamento, que no se le prescribió, y
puso contra la pared a una doctora, sin que el vigilante
pudiera contenerlo porque “era un animal”.
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El agresor es condenado a ocho meses de cárcel
E Jugado de Instrucción número 1
condenó ayer a la persona que agredió el miércoles a una
facultativa del centro de salud. M. T. A., condenado por un
delito de atentado, soporta una pena de ocho meses de
prisión y una orden de alejamiento de la doctora por dos
años. Precisamente, por la mañana, el portavoz de los
afectos insistió en que hay que mejorar muchas
circunstancias en el centro de salud para acabar con
situaciones tan surrealistas como las vividas y entre ellas
destacaba la presión asistencial. “En estos momentos faltan
dos médicos de una plantilla de nueve porque están de
vacaciones. Esta situación deriva en un incremento de la
presión asisitencial, y si a ello se le une la presencia de
energúmenos como el que agredió al a doctora...”, ilustró
Juan Carlos Mata. “Por eso, abogó por dar un “cambio brusco
a la sanidad” porque los pacientes deben saber que “estamos
aquí para curarlos, no para enfrentar situaciones de
ansiedad”. El portavoz ilustró ampliamente hasta que punto
el cúmulo de circunstancias estaba afectando a la vida
personal de los sanitarios. De las medidas adoptadas por el
Ingesa el doctor sólo alabó que se vaya a elaborar una
relación de los diez pacientes más conflictos para
interponer una denuncia colectiva, e insistió en que los
problemas no se producen sólo en el horario en que se
dispensa metadona. Por otra parte, CCOO, que aseguró haber
comunicado la situación del centro al Ingesa el 30 del
pasado mes de agosto, exigió ayer un arco detector de
metales, pulsadores de alarmas y un agente de seguridad en
la segunda planta. UGT también manifestó ayer su más
“enérgica protesta”y exigió al Ingesa y atodas las
autoridades con competencia en seguridad que pongan todos
los medios necesarios para evitar dichas agresiones. vuelvan
a ocurrir.
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