Es lo que pasa en una categoría tan igualada como es esta de
la segunda B, y concretamente en el grupo IV, que con un
solo partido se puede pasar del infierno al cielo, sin pasar
por el purgatorio, o a la inversa.
Particularmente no quito nada de lo que escribí tras jugar
la AD Ceuta en Sevilla, donde iba “de sobrao”, donde no se
arriesgó nada y donde, al final, ante un equipo de tres al
cuarto se perdió.
Pues bien, eso mismo podrán decir los granadinos respecto al
Granada que vino a Alfonso Murube. Este equipo estaba “tan
sobrao” en los primeros compases que creyó que todo el monte
era orégano y, al final, se fue para la Ciudad de la
Alhambra, con la derrota ante el Ceuta.
Esta puede ser la tónica de la temporada, porque si este
Granada es uno de los gallitos del grupo, cualquiera se
podrá meter entre los cuatro primeros.
El Ceuta, el domingo, hizo los deberes, porque enfrente tuvo
un equipo que creía que los puntos se los iba a llevar sin
haberse bajado del barco, pero los defectos de otros días no
están corregidos totalmente, sigue el Ceuta sin tener pegada
y el hecho de que en todo el primer tiempo no tirara tres
veces a puerta ya, por sí solo, indica hasta donde se puede
llegar.
Y alguien me va a decir que en la segunda mitad se metieron
más en el partido, y es cierto, pero la pegada no se crea
por generación espontánea, se tiene o se carece de ella, y
los dos goles fallados, sin portero bajo los palos, nos
dicen lo que se puede lograr.
Ahora mismo, el Ceuta es quinto, está a tan sólo tres puntos
del líder, pero si uno mira la clasificación, se tiene que
echar a temblar, por cuanto del segundo clasificado, el
Murcia, al duodécimo, el Écija, tan sólo hay una diferencia
de tres puntos, o lo que es lo mismo, un equipo puede pasar
del undécimo al sexto con sólo ganar un partido y a la
inversa.
No sé si esto es mejor o peor, particularmente creo que para
el Ceuta será mejor, porque si hubiera tres o cuatro equipos
serios de verdad, a estas horas ya hubieran marcado la
diferencia y los demás serían meros comparsas de relleno,
mientras que con lo que hay se pueden codear todos con todos
y cambiarse los puestos cada jornada.
Ahora a disputar ya la séptima jornada ante el Polideportivo
Ejido, uno de los cocos del pasado año y que este año parece
venido a menos, porque, todavía, no ha levantado la cabeza,
pero ya está con los mismos puntos que el Ceuta, empatado a
todo con él, por lo que ese quinto puesto es compartido en
todo por ambos.
A partir de la tarde-noche del sábado ya veremos hasta donde
se ha podido llegar. Colocarse entre los cuatro primeros no
está difícil, pero caer al noveno, décimo o, incluso más
abajo, tampoco lo es.
Aquí, el único que, momentáneamente, está desahuciado es el
Marbella, digo que por ahora, pero el pelaje de los
marbellíes no es de los que llaman a hacerse ilusiones y
ahora mismo ya está distanciado del penúltimo, no sé si para
toda la temporada.
La semana para el Ceuta será mucho más tranquila, el técnico
podrá trabajar más a sus anchas y la espada de Damocles que
se cernía sobre sus espaldas ya se ha apartado.
Los buitres, que haberlos habíalos, tendrán que esperar en
busca de la carroña, y si los resultados acompañan se
tendrán que retirar a otros campos, porque aquí se podría
entrar en la normalidad, ahora bien, sin fiarse, porque,
repito, se lavó la cara, pero poco más. Los dos goles
cambiaron el tic, pero todo no está hecho, ni de lejos.
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