Es acertado no subir el IPSI para
afrontar desde la perspectiva recaudatoria la actual crisis.
El hecho de que el Gobierno central haya decidido repercutir
en el IVA una de sus subidas de impuestos como una de las
soluciones a intentar, entre otras cosas, rellenar la caja
social común de los españoles, no tiene por qué ser seguido
por aquellos gobiernos autónomos exentos del Impuesto sobre
el Valor Añadido. Ceuta, ya lo ha dejado claro el ejecutivo
autonómico, no subirá sus impuestos, y Melilla y la
Comunidad Canaria no le andarán a la zaga al gobierno de
Vivas. Es claro que, al contrario de lo que se piense, una
bajada de impuestos ayuda más fácilmente a despojarse de la
crisis a los ciudadanos y a los empresarios. Sin embargo, el
ánimo obligatorio de recaudar ahora y aprisa sólo implica el
reconocimiento del malgasto realizado anteriormente. ¿Lo
bueno?, que volverá a abrirse una distancia con el IVA y
eso, en términos de consumo no es mala noticia para Ceuta.
Sin embargo, sí es preocupante el hecho de que la caja común
(pensiones, desempleo...) pueda estar ‘tocada’. La elevada
cantidad de parados en nuestro país obliga a una
reestructuración de los mecanismos recaudatorios porque se
hace cada más difícil atender tanta demanda e ingresar, por
tanto, menos. El axioma: más trabajo, más dinero para las
arcas públicas, se convierte en un estilete cuando la
situación se vuelve a la inversa, como es el caso
actualmente. Es cierto que hay modos y filosofías distintas
de entender mecanismos de salida a crisis como la que
vivimos. Mientras países de corte conservador bajan los
impuestos y son ahora los primeros en iniciar el despegue,
los más progresistas continúan en el vagón de cola empleando
subidas impositivas generalizadas que repercuten, a la vista
está, en un menor dinamismo empresarial que afecta
directamente al mercado laboral. No hay nada peor que el
miedo en economía y los que tienen la suerte de poseerlo,
retraídos, muestran el temor claramente. No se fían.
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