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OPINIÓN - MARTES, 29 DE SEPTIEMBRE DE 2009

 

OPINIÓN / EL MAESTRO

De ortografía
 


Andrés Gómez Fernández
andresgomez@elpueblodeceuta.com

 

Una “Enmedia de Transición”, dirigida a la Mesa del Parlamento Vasco, por dos grupos parlamentarios, con el objetivo de conseguir más ayudas económicas para paliar los destrozos producidos en diferentes municipios vascos por una fuerte tormenta de granizo, caída este verano, ha sido objeto de asombro por parte de la opinión pública.

En la citada “Enmienda” se aprecian dos faltas graves de ortografía: “aprovar” e “hinundaciones” y un “entormo” por entorno, hechos gravísimos procediendo, además, de una institución como es un Parlamento.

Al final, el debate se produjo y la “llamativa Enmienda” fue rechazada, pero por falta de consistencia en su contenido, y no por su censurable disparate ortográfico, en línea de una deficiente escolarización primaria.

¿Por qué estas “patadas” a nuestro idioma? Las incorrecciones ortográficas observadas no forman parte de aquellas palabras consideradas como de alta dificultad, que sí son dignas de aparecer en el “Miranda Podadera”. Son vocablos muy elementales. Quizás tuviera la culpa lo de la “inmersión lingüística”.

Pero, conviene tener presente el siguiente análisis: Antes de llegar al Parlamento, ¿por cuántas personas pasó el documento? Se sobreentiende que, en primer lugar, el funcionario que lo elaboró; en segundo lugar, los dos parlamentarios que firman la Enmienda. Mayor despropósito no se puede producir. Estos dos últimos, se supone que, confiando en el “buen hacer” del funcionario, ni siquiera se molestaron en leerlo, por lo tanto, a los tres “hipotéticos” culpables del desaguisado, habrían que enviarlos a una escuela de Enseñanza Primaria. ¡Así, en este país, funciona todo! ¡Y pudiera darse el caso de la inexistencia de un libro de estilo, revelador de la pulcritud idiomática exigida a los redactores, lo cual también es muy grave!

Con la citada “enmienda” me encontraba, cuando en un divulgativo y didáctico programa de televisión, -cosa rara en nuestras televisiones- se referían a las incorrecciones ortográficas cometidas en determinados anuncios publicitarios, producidos en la Comunidad de Madrid. ¿Es posible que en el Ayuntamiento o Autonomía no se dieran cuenta de la siguiente falta de Ortografía?, indicando que se trabaja mucho por la ciudad, en: ¡Estamos trabajando por “tú” ciudad!

Conviene echar mano, al menos, de nuestros libros de texto de Gramática, que nos dicen: “Algunos monosílabos llevan tilde para diferenciar la naturaleza gramatical de dos homófonos –igualdad al oído- que se da entre palabras de distinto significado, por lo tanto, igualdad sólo fonética.

En el ya citado “Miranda Podadera” que era calificado como “Un tesoro para el alumno” y “El mejor auxiliar del Maestro”, se encontraban frases sobre la acentuación o no, de palabras homófonas, como éstas: a) Tú no adviertes que tu proposición no es ventajosa para mí; b) Quién asegura que este gabán es de éste; c) El té lo compras donde te dije ayer…

Pero, siguiendo con el tema, errores gramaticales, no hace falta salir de nuestra ciudad para encontrar en numerosos rótulos faltas de ortografía, referidas al mal uso de la tilde. Por ejemplo, los vehículos distintos de la empresa responsable de la limpieza de nuestra ciudad llevan un rótulo muy significativo, por el cual nos sentimos invitados a que nuestra ciudad esté siempre muy limpia, dependiendo de nosotros mismos. El rótulo en cuestión, lógicamente muy visible, figura así: “Tan limpia como “tu” quieras”, que escrito así se observa que al no llevar “tu” acento, se ha cometido una falta de ortografía, ya que “tu” en este caso es pronombre. ¡Acentuación diacrítica!

Utilicé la misma denuncia hace cinco años. Creo que el dichoso rótulo sigue igual. A veces viendo uno de los camiones parados he sentido la tentación de, aunque con un rotulador, ponérselo yo. Otras veces he recurrido a algún empleado para que lo hiciera él, o bien lo comunicara en la empresa. No sé si a estas alturas habrán solucionado el problema, porque yo ya ni los miro. ¡Y no quiero mencionar las responsabilidades de las personas que están comprometidas! Así, que nadie me hizo caso.

Otra falta de ortografía es no aplicar con rigor la tilde a las mayúsculas, siempre que les correspondan. La muy difundida idea de que no deben llevarlas, es falsa. Es tan obligatorio como las minúsculas. Lo que ha sucedido es que la regulación anterior a 1974 de la RAE consideraba opcional colocar la tilde o no, pero desde la citada fecha, mayúsculas y minúsculas se rigen por las mismas normas.

Conviene recordar para todos aquellos de mi generación, que en nuestros escritos los monosílabos los acentuábamos todos. No había que dejar sin tilde a palabras como: fue, fui, dio, vio… y cuando las omitíamos nos ocurría lo esperado: el golpe magistral con palmeta, de la que eran los docentes unos magníficos especialistas…

El tema sobre la acentuación ha sido siempre objeto de debate. Recuerdo el que sostuve con un compañero de la infancia, que según él, en este campo había evolucionado mucho. Defendía mi amigo que según recientes normas de la Academia Española, la no colocación de acentos no eran faltas de ortografía, que para ciertos fines eran evaluadas como media falta. Asombrado quedé, aclarando mi amigo, que al menos esa consideración las tenían para cierto tipo de oposiciones. ¡Eso ya es otra cosa! Pero admitamos que el problema no es baladí, y en este de la ortografía está la categoría cultural de un pueblo, aunque en los momentos actuales, considerada la escuela como productora de enormes fracasos, esto no tiene importancia.
 

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