La ministra de Sanidad y Política
Social, Trinidad Jiménez, tuvo ayer la deferencia de viajar
hasta Ceuta para, coincidiendo con la puesta en marcha de
todas las Consultas Externas en el nuevo clínico de Loma
Colmenar, inaugurar oficialmente el Hospital Universitario
de Ceuta, un equipamiento largamente demandado por la
sociedad de la ciudad autónoma y sus representantes
políticos y sociales que por fin completa el largo periodo
que ha precedido al final de su construcción desde que se
colocó su primera piedra. La política malagueña viajó,
además, acompañada por los máximos responsables de dos
organismos claves para su departamento, el IMSERSO y el
INGESA, que siguen gestionando en Ceuta y Melilla dos
ámbitos competenciales tan “fundamentales entre lo
fundamental”, según resaltó ayer Vivas, como los Servicios
Sociales y la atención sanitaria. Jiménez tuvo la
oportunidad de revisar primero y congratularse después ante
los medios por un proyecto al que la Administración General
del Estado ha destinado más de 100 millones de euros y que
aspira a convertirse en un referente para toda Europa
gracias a su moderno equipamiento y a la calidad asistencial
de sus profesionales. Terminar de construir y posteriormente
equipar el hospital ha sido un reto que, con pequeñas
demoras, el INGESA ha terminado de forma efectiva. Ahora el
organismo debe centrar sus esfuerzos en una fase que, si
cabe, será sin duda aún más complicada, la de echan a andar
todos los servicios que se prestarán en las instalaciones a
satisfacción de los ceutíes, tradicionalmente recelosos
sobre el nivel de la Sanidad pública en Ceuta, según
demuestran las encuestas. El Ministerio de Sanidad desde
lejos y la Dirección Provincial del INGESA que encabeza
Jesús Lopera sobre el terreno deben ser capaces de captar y
aprender de los elementos de gestión y atención que más
disgusto han causado a los ceutíes en el Hospital de la Cruz
Roja y corregirlos en la medida de lo posible en el nuevo
clínico para que el cambio se valore en su justa medida, que
es mucha.
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