Marina Mercante, a instancias de la Capitanía Marítima de
Ceuta ordenó ayer el atraque del buque quimero turco ‘Rhone’
en el Puerto de Ceuta atendiendo a parámetros de seguridad
marítima y de la vida humana en el mar, así como el de la
lucha contra la contaminación ambiental en medio marino. Más
de una semana después de intensas gestiones administrativas,
la representación estatal del Ministerio de Fomento en Ceuta
no ha encontrado garantías por ninguna de las partes
implicadas en este incidente. La tripulación quiere ser
repatriada y el barco no debe quedar e situación de abandono
en Ceuta.
La directora general de la Marina Mercante, María Isable
Durántez Gil ha ordenado el atraque del buque quimiquero
turco ‘Rhone’ en el Puerto de Ceuta.
La máxima responsable de la Marina Mercante española ha
tomado esta decisión atendiendo a los informes emanados de
la Capitanía Marítima de Ceuta. La adopción de esta medida
viene fundamentada en varios argumentos que inciden en la
seguridad marítima y de la vida humana en el mar, así como
la protección del medioambiente marino recogidos en los
artículos 74 y 19 de la Ley de Puertos del Estado y de la
Marina Mercante.
La previsible complicación de la climatología en lo que
afecta al mar, junto con los daños estructurales del buque
turco en su casco y la situación de desamparo de su
tripulación, casi quince días después de su fondeo en aguas
ceutíes, obliga al departamento marítimo del Ministerio de
Fomento a ordenar que el quimiquero entre en el puerto ceutí
con la garantía de la puesta en escena de todos los
servicios necesarios de asistencia de remolcadores,
practicaje y amarradores para hacerlo atracar en lugar
seguro.
Embargado desde Rusia
Para aderezar aún más la situación hacia su empeoramiento,
el pasado jueves el juzgado de Primera Instancia e
Insrucción nº 5 de los de Ceuta remitió a Capitanía Marítima
un acuerdo de inmovilización del buque (que previamente
había sido detenido por circunstancias técnicas) por el
embargo que recaía sobre él a causa del impago del
combustible que suministró el pasado 17 de agosto en el
puerto ruso de Vyborg, lugar de procedencia cuando fondeó en
la bahía norte el pasado día 15.
Hasta la fecha, después de pasados los primeros días de las
incidencias con el barco en aguas ceutíes, Capitanía
Marítima no ha podido lograr (pese a sus ímprobos esfuerzos
y gestiones) que ni armador, ni operador, ni dueño de la
carga, ni seguros, ni gobierno turco, ni sociedad de
clasificación tomen carta en sus asuntos.
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Los tripulantes piden ser repatriados y la embajada se lo
toma con calma
La odisea que viven los
tripulantes llega ya a un extremo insoportable para las 15
personas que se encuentran en el interior del quimiquero
turco. Están en huelga porque llevan más de tres meses sin
cobrar -según argumentan- y, pese a que el pasado viernes
quedaron más tranquilos tras hablar con la embajada de
Turquía en Madrid, ahora piden ser repatriados vía aérea a
su país, lo cuál supone un inconveniente añadido porque el
barco no debería ser abandonado. Esta motonave necesita un
mínimo de 12 personas para hacerla operativa y si se marcha
esta tripulación, el armador debería nombrar y hacer llegar
una nueva hasta Ceuta. A partir de ahora las subsiguientes
gestiones de índole administrativa serán más complicadas,
pero al menos la seguridad en el mar está garantizada y la
carga del buque puede ser utilizada como garantía de pagos
por los servicios prestados.
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