Sigo disfrutando del aire de alta
montaña, con cielos despejados más allá del horizonte (si
existe) y un vientecillo que levanta las escarpias como púas
peliagudas.
Más abajo, Ramona me mira con dulces ojos mientra rumia una
brizna de paja. Ramona es la vaca lechera, ¿qué se creían?
Mi amigo, el que me ha invitado, me comenta que vamos a
tirar de impuestos en cuanto apruebe el Consejo de Ministros
los Presupuestos Generales del Estado.
Que se elimine la deducción de 400 euros no dolerá tanto
como que suban los impuestos al tabaco y al alcohol pero
caerá como un vaso, no llega a jarro, de agua fría en las
clases más humildes.
Reconducir el déficit público conlleva una serie de
sacrificios y grandes esfuerzos que no serán, precisamente,
peritas en dulce.
Bien hace el Gobierno con mantener los salarios de los
funcionarios en marea baja y reducir el gasto público en un
4,5%... siempre que ese gasto público no repercuta en la
masa social.
La creación de un “impuesto verde” sobre los carburantes…
¿patochada o ganas de sacar las canicas?
Los propietarios de coches eléctricos llevaran la cosa de
manera grata y electrizante con los impuestos.
Mientras no se aprovechen de las subidas de impuestos para
costear viajes y estancia de familiares, vale.
Banqueros y similares ya están temblando mientras van
templando las armas del desconcierto, de la conspiración y
del ataque calumniador.
Peperos con la ira en el cuerpo rumian artes y maneras de
seguir atacando a su enemigo público número uno: Rodríguez
Zapatero, haciéndole culpable de que sus financiadores,
amigos empresarios y demás miembros de base, sufran en sus
carnes la mordedura del fisco, aunque este muerda
simplemente migajas de sus enormes beneficios.
Setenta años con sus presupuestos, el de los banqueros y
afines, intocables estaban clamando a voz en grito una
parada cardíaca de ese sistema sangrandor de la economía del
país. Verdadero agujero negro donde desaparece la riqueza
para ir a parar en manos de unos pocos y detrimento de unos
muchos… ¿de unos muchos?, no, de todos los demás.
Bueno, mientras el Gobierno delibere yo me quedo tan pancho,
a pesar de los 400 euros que me quitan, ya que como jubilado
poca cosa tengo.
Ya sabemos algo, sobre los ahorros nos quitarán el 19% si
estos son menos de 6.000 euros y si son más nos quitarán el
21%. Sobre el IVA, las subidas muerden lo suyo cuando
queramos comprar cosas: 18% cuando antes era el 16% y el 8%
cuando era el 7%. Todo ello en julio del año que viene, así
que atención trabajadores, acumulemos compras antes del mes
de julio para pasar las vacaciones con menos agobio.
Eso de que el Gobierno prometió que las subidas de impuestos
no afectaría a los de la clase media para abajo se ha
convertido en un cuento chino. Los españolitos de a pie a
apretarnos aún más el cinturón.
Visto lo visto, y aprobados los Presupuestos Generales, a
uno no se le ocurre otra cosa que advertir a los tenderos y
comerciantes que iré a comprar menos cosas, bastante menos,
para no sobrepasar mi presupuesto familiar y personal.
Empezando por los cigarrillos y algunas cañas en bares y
restaurantes.
Si encima los empresarios quieren rebajar el salario de sus
empleados…
Lástima que la cosa económica se les escape a nuestro
Gobierno y se cierna sobre los ciudadanos con aspecto
siniestro.
Ahora tocará apretarse el cinturón y las próximas navidades
comeremos sardinas…
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