Eso es lo que parece en cada
movimiento, de los muchos que hay, por parte de los llegados
de fuera y que encuentran en nuestra ciudad cobijo y, desde
luego, seguridad para su subsistencia.
Lo que ocurre o debiera de ocurrir, es que las limitaciones
de la Ciudad Autónoma son grandes y no creo que debamos ser
el refugio de todo aquel que se acerca a nuestra Ciudad, con
buenas o con malas intenciones.
Acabo de ver una noticia, en nuestra edición del pasado
sábado, 26 de septiembre, que me deja perplejo y que además
de servirnos para estar con todos los sentidos atentos a las
“trampas” que nos pueden poner aquellos que vienen a buscar
aquí su lugar al sol, aunque sea por la noche.
La noticia, en cuestión, que cito dos líneas más arriba
consiste en que “un inmigrante de nacionalidad argelina
había pedido asilo político aquí, alegando que es un
perseguido en su país de origen, cuando las investigaciones
policiales han revelado que no puede acceder a España hasta
el año 2015, con lo que ha sido arrestado por delitos de
robo con fuerza y amenazas, cometidos en Andalucía y en
Madrid”.
¡¡Así como suena!!. A ver si el Edén que tanto decimos que
vienen buscando desde ciertos países subsaharianos va a ser
Ceuta. A mí, desde luego no me extrañaría, porque en un
espacio tan reducido, en los últimos 15 años han entrado y
han permanecido, muchos, más inmigrantes que en todas las
provincias de Guadalajara, Cuenca y Segovia, por ejemplo.
Es cierto que la situación geográfica de Ceuta se presta a
ello, pero no menos cierto es que aquí parece que todo el
que llega tiene “posada”, mientras que hay decenas de
ceutíes que, por carecer de lo más necesario, tienen o han
tenido que marcharse fuera y dejar su propia tierra y la de
sus antepasados.
Atenciones a aquellos necesitados, me parece muy bien que se
les concedan, pero atenciones y preocupación por los de
Ceuta que se tienen o se han tenido que ir, deben estar en
primer lugar, porque esos que se han ido o los que se tienen
que ir se llevan consigo todo lo que tienen, en primer lugar
su “ceutismo”, no han esgrimido estratagemas para con mil
engaños vivir del cuento, mientras que esos que vienen de
fuera, los unos vendrán con necesidades reales y buena
voluntad, tratando de esquivar el hambre, pero otros, no
pocos, son auténticos enigmas que cuesta trabajo, casi
siempre, descifrar.
Este inmigrante argelino, de 42 años, parece que había
llegado ilegalmente, desde Marruecos, con lo que sus
itinerarios deben haber sido tan irregulares como su
conducta, hasta ser descubierto en su justa medida.
Y si no, no hace falta más que echar un vistazo a esto:
andanzas en Madrid, otras “aventuras” en Andalucía, paso
hasta Marruecos y entrada de forma ilegal a Ceuta, para ver
si “colaba” su reclamación.
Y en todas las andanzas de este argelino, al parecer, hay,
anteriormente, 31 detenciones, además de haber utilizado 11
identidades diferentes. Cada uno puede interpretar lo que
crea más conveniente.
Además, con ese “palmarés” y no, precisamente, de buena
conducta y buenas normas de convivencia, en un país extraño
¿Cómo es que andaba suelto?. Alguien deberá dar respuesta a
esta pregunta.
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