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sociedad - LUNES, 28 DE SEPTIEMBRE DE 2009


medicamentos. archivo.

El debate sobre el gasto en farmacia
 

¿Uso racional o ahorro cicatero?

No todas las medidas para reducir el
gasto farmacéutico suscitan el mismo consenso entre profesionales, sindicatos y usuarios. La más polémica: incentivar a quien recete menos
 

CEUTA
Redacción

ceuta
@elpueblodeceuta.com

Con recursos finitos no se puede prestar una asistencia ilimitada. Ha sido el argumento de los gobiernos durante dos décadas para reducir algunas de las prestaciones sanitarias que los ciudadanos recibían de la Seguridad Social. Y, sobre todo, ha constituido un presupuesto muy sólido para avalar las medidas de ahorro farmacéutico que administraciones estatales y autonómicas han presentado bajo el disfraz de distintas normativas sobre “uso racional de los medicamentos”.

Los primeros en oponerse a estas políticas que iniciaron los últimos gobiernos de Felipe González fueron los propios colegios de médicos, que veían en estas medidas una amenaza a la, por ellos, tan valorada libertad de prescripción. Hoy las posturas están divididas, y los posicionamientos a menudo dependen de cuál medida de uso racional se aplique y, sobre todo, qué contraprestaciones reciba del sistema el médico prescriptor.

Los médicos del Ingesa, como los ceutíes que trabajan en el sistema público, reciben interesantes incentivos económicos ligados a todos aquellos aspectos que repercutan en el gasto farmacéutico.

Así, se encuentra incentivada económicamente la prescripción de medicamentos genéricos, lo mismo que la dispensación de aquellos que sean más baratos que otros aun poseyendo las mismas propiedades terapéuticas. Idéntica contraprestación adquiere el “gasto evitable en lo que no sea necesario”. Y, lo que resulta más polémico, el número de recetas por paciente. Es decir, que cuanto menos se receta, más mejora el sueldo de los médicos de Atención Primaria.

Galenos consultados por este periódico pero que prefieren mantenerse en el anonimato reconocen lo difícil que les resulta reducir su factura farmacéutica en una ciudad como Ceuta, cuyo sistema sanitario, además de atender a los ceutíes, tiene que hacer frente a una ingente demanda de asistencia médica por parte de la población migrante del importante hintherland de la ciudad.

Ahorrar con la misma calidad

Para el responsable de Sanidad de la Unión General de Trabajadores (UGT) en Ceuta, Juan Carlos López Fontalba, se está de acuerdo en ahorrar en gasto farmacéutico “siempre que no repercuta en una merma de la calidad de la asistencia que se presta al paciente”,

Un argumento resbaladizo si lo que se premia de forma pecuniaria es recetar menos. El sindicalista de UGT, no obstante, relativiza este riesgo. “Haciendo un uso racional del poder de prescribir se puede disminuir el número de recetas emitidas sin que ello conlleve perjuicio para el paciente”, apostilla López Fontalba.

El importe del incentivo por ahorrar en gasto farmacéutico responde a un complejo baremo que se encuentra ligado al cumplimiento de objetivos. Ninguna de las fuentes médicas ni sindicales consultadas por este periódico quiso especificar las cuantías en las que se mueven estos criterios de baremación.

El Ingesa ha informado esta misma semana de los porcentajes de crecimiento del gasto farmacéutico en el conjunto del Sistema Nacional de Salud. Un incremento en agosto de un 5,09 por ciento respecto al mismo mes de 2008, lo que arroja un aumento interanual del 4,78. Unos guarismos que, según la misma autoridad sanitaria, confirman la tendencia a la moderación del gasto.

Los defensores a ultranza de las medidas de ahorro creen que estas son más necesarias, si cabe, en ciudades como Ceuta, donde las peculiaridades demográficas anteriormente expuestas hacen que el gasto en esta partida sea siempre superior a la media nacional.

Otros médicos utilizan estas peculiaridades para justificar precisamente el argumento contrario. Si se debe atender a una población manifiestamente superior a la censada resulta mucho más complicado conseguir los incentivos salariales disminuyendo el número de recetas emitidas por cada galeno. Un debate sin consenso.
 

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