Hasta hace una decena de años, la
isla del Perejil era desconocida para el 99% de la población
de nuestro país y algunos de los que teníamos una mínima
noción de su existencia, a duras penas, éramos capaces de
saberla situar, en su justo sitio.
Bastó un movimiento que yo tildo de “mucho ruido y pocas
nueces”, para que hasta los más desconocedores de todo lo
que significa la palabra geografía, ya hablen de la isla
como si fuera un punto de destino turístico, o un lugar de
encuentro de altas jerarquías de la política internacional.
Son los resultados de la publicidad, aunque sea una
publicidad muy mal hecha, al menos hasta ahora.
Ahora puede volver a adquirir importancia, tras el
accidente, con la serie de muertos y desaparecidos, de hace
muy pocos días, en las inmediaciones de esta isla, al haber
naufragado una patera.
Este luctuoso hecho ha sido la voz de alarma para que, por
ejemplo, Marruecos envíe al norte unas fuerzas especiales,
para frenar la inmigración.
Y que en Marruecos se lo han tomado en serio se deduce del
hecho de que grupos de la Gendarmería Real están vigilando,
desde hace tres días, las costas desde Alcázar Seguer y
Perejil, que prácticamente está tomada por los traficantes.
No debe extrañarnos esa vigilancia en torno a Perejil, por
fuerzas de Marruecos, puesto que las aguas en torno a esta
isla, más bien islote, pertenecen a Marruecos, uno de esos
contrasentidos que hallamos a diario en tierras y en aguas
cuyos repartos, más que con sentido común, se hicieron con
regla, compás y cartabón.
Lo que tratan de hacer estas fuerzas especiales de la
Gendarmería Real marroquí, desplegadas en ese área, es
intentar frenar la gran cantidad de intentos de paso del
Estrecho que se vienen sucediendo desde hace más de dos
semanas y en los que tuvieron que intervenir la Guardia
Civil y los Servicios de Salvamento de España.
Estas avalanchas de gentes, tratando de pasar al otro lado,
ya lo han pagado bastante caro, por cuanto entre muertos y
desaparecidos, en muy pocos días, hay un número de no menos
30 personas, lo que implica una catástrofe que países como
Marruecos y España tendrán que intentar frenar, ya que los
países de origen de estos inmigrantes / emigrantes parecen
no tener la menor intención de hacerlo.
Guardia Civil y Marina Real, cada una en sus coordenadas y
con sus correspondientes medios, se encargarán de paliar, no
creo que de eliminar, esa serie de viajes, “rumbo a lo
desconocido”, que tantos problemas están ocasionando y
tantas vidas humanas se han cobrado.
Y, aunque todavía los datos no han sido confirmados como
ciertos, por nadie, de una manera oficial, ya aparecen voces
piadosas lamentando que en la patera que naufragó en Perejil
iban cuatro bebés.
Las cuestión no ofrece dudas, ese viaje no había sido
preparado por estos bebés, ni siquiera por sus padres, luego
alguien y por algo tiene que estar detrás de este tipo de
“excursiones” que de agradables no tienen nada y que rara
vez logran su objetivo, sin haber terminado en tragedia.
Los supervivientes han asegurado que en la embarcación
viajaban 45 personas y que el motivo del naufragio fue que
chocaron contra una roca. Auténtica maldición.
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