Hay voluntad en el Gobierno de la Ciudad Autónoma de Ceuta
de minimizar el impacto negativo de la bolsa de plástico en
el medio ambiente, las iniciativas tienen como objetivo
final la eliminación de las bolsas en el comercio, con
sustitución por bolsas de fécula de patata.
La licenciada portuguesa en conservación medioambiental,
Thibaut Demoustier, consultada por EL PUEBLO para este
asunto concreto, afirma a que “todas las iniciativas para
reducir son buenas y necesarias, pero se tiene que tomar
muchas precauciones en la forma en que se hace”.
Como experta en la materia, Demoustier alerta de que “la
sustitución de la bolsa de plástico tradicional por una
bolsa de patata o maíz es peligroso, en este momento, porque
en ninguna parte del mundo está comprobado que las bolsas de
bioplástico sean menos contaminantes”, asegura.
Hay varios tipos de bioplásticos, pero los dos mas
importantes son los plásticos hechos de fécula de patata
(por los que se pretende apostar en Ceuta) y de almidón de
maíz.
La experta lusa explica que “la fécula de patata o el
almidón son unos de los compuestos de fabricación, que
generalmente no sobrepasa el 50%, los otros compuestos son
poliésteres (origen fósil), plasticantes, y aditivos de
proces”. Sin estos compuestos, los bioplásticos no tendrían
resistencia y sus propiedades mecánicas serian débiles.
“El abandono en la naturaleza no representa por ahora una
forma de valoración de los residuos -reconoce- tal y como
está definido por la norma CE94/62, y en consecuencia no
existe una norma europea para interpretar la evaluación de
un residuo abandonado en la naturaleza, tampoco existe una
norma para los residuos que van para vertedero”.
Según el criterio de esta experta, un punto importante es la
confusión que se hace entre compostable y biodegradable.
Explica sobre Biodegradación que la biodegradabilidad no
depende del origen del material sino de su estructura
química y molecular. “Un material es biodegradable si la
degradación es consecuencia de la acción de microorganismos
y hongos, como resultado final del proceso, el material se
convierte en agua, dióxido de carbono y/o metano y biomasa”,
apunta.
Por su parte, sobre Compostaje dice que los plásticos
compostables son degradables mediante procesos biológicos
durante el compostaje para rendir dióxido de carbono,
metano, agua, compuestos inorgánicos y biomasa en una
proporción comparable a la de otros materiales compostables
(residuos verdes), sin dejar residuos visualmente
distinguibles o tóxicos, es decir, “un material es
compostable cuando es compatible con las condiciones (de
temperatura, nivel de humedad, ph, y tiempo) que se pueden
encontrar en las instalaciones de compostaje
municipales/industriales”, completa.
En relación al Polímero biodegradable explica que el
Polímero tiene la funcionalidad de ser biodegradable y cuyo
residuo se puede valorizar por digestión anaeróbica o
plantas de compostaje industrial. “Los criterios que definen
si un material es compostable están definidos por las
normas: EN 13432, EN 14995, ASTM D6400 y la ISO 17088”,
alecciona
Y es que por definición, un plástico compostable debe ser
también biodegradable, pero un plástico biodegradable no
necesita ser compostable.
Es importante -dice la técnico portiguesa en conservación
medioambiental- tener en cuenta que no todos los materiales
biodegradables son compostables.
Y para ello, explica sobre la medida de la biodegradabilidad
que “no existe norma sobre la biodegradabilidad: existen
normas para su medición ( ISO 14885, ISO 14852); todas están
basadas en la medición de la emisión de CO2”.
La emisión del CO2 generado por la acción de los
microorganismos que asimilan el producto -apunta- “indica
que ese producto es biodegradable”.
Norma de compostabilidad
‘EN 13432: 2000-12’. Extracto de la norma:
“La presente normativa europea prevé disposiciones respecto
a la obtención de datos relativos al tratamiento de los
embalajes en las instalaciones controladas de tratamiento de
residuos. En compensación, no tiene en consideración los
residuos de embalajes que se pueden encontrar en el medio
ambiente de forma no controlada, o sea, bajo la forma de
residuos salvajes”.
La norma de referencia que se utiliza hoy califica el
comportamiento de un envoltorio o bolsa destinada a ser
eliminada por compostaje, evaluando cuatro criterios
principales:
A – Composición en términos de metales pesados y sólidos
volátiles;
B – Biodegradación por medición del CO2 emitido
C – Desintegración entendiendo como tal la capacidad de
desaparición del compuesto
D – Calidad final y prueba de ecotoxicidad del compost final
“Es importante referir que la norma EN 13432 no es una norma
de biodegradabilidad pero si una norma de compostaje, la
biodegradabilidad siendo uno de los criterios de la norma”,
analiza la experta.
“Cuando se dice que una bolsa es biodegradable en 180 días,
la primera cosa a saber es en qué medio: Al aire, Enterrado,
Dentro de agua dulce/agua del mar, Planta de compostaje, En
vertedero”
En cualquier caso, Demoustier es taxativa “Le puedo
garantizar que estas bolsas no se degradarán en 180 días
fuera de una planta de compostaje. Las bolsas de bioplástico
que son biodegradables se degradan por hidrólisis y
necesitan un medio bacteriano activo, sin ese medio no hay
degradación ni tampoco biodegradación”, argumenta.
Y apunta reflexivamente para añadir: “Si Ceuta tiene una
planta de compostaje creo que la iniciativa es buena. Si la
basura va para vertedero como todo orgánico en un medio
anaeróbico, hay emisiones de metano (gas a efecto
invernadero 23 veces peor que el CO2).
Si la basura va para incineración como proceso de
tratamiento, es una pena utilizar bolsas de origen
renovable, su entrega térmica es mas baja que la de los
plásticos tradicionales. Hoy la forma mas sostenible de
tratar la basura es la incineración”, asegura.
Otro punto muy importante, “los bioplastico, debido a su
composición no son reciclables así que después de la
recogida de la basura seria necesario hacer una separación
de los plásticos, porque éstos no se pueden reciclar con los
plásticos tradicionales”, concluye.
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