Buenos días, ceutíes que disfrutan
de Ceuta en un sábado cualquiera.
Sigo recibiendo los aromas del monte. Mi estancia en alta
montaña sigue siendo un buen relax.
Bueno, pese a estos días de asueto sigo en pie de artículo y
gracias al portátil, sigo enviando Notas.
Puede que esté entrando en el declive de mi vena escritora y
cualquier día de éstos os comunicaré que dejo de escribir
las Notas a causa de carecer de tiempo para ello.
Pasemos a significado del encabezamiento de ésta ¿penúltima?
Nota.
Nunca, en mi vida, he contemplado serenamente la gran
mentira que destila la Iglesia Católica Apostólica y Romana
(de española sólo está en la Conferencia Episcopal, y rancia
por lo demás) además de ser una redomada hipócrita que
declara con desfachatez semejantes imbecilidades.
Me refiero, Vds. ya lo habrán adivinado, a la emisión de esa
durísima nota acusando al Parlamento en su conjunto de poner
en peligro la libertad religiosa.
Verdaderamente sólo puedo exclamar: ¡¡la madre que los
parió!!.
Responder a unas declaraciones increíblemente estúpidas del
Papa, presidente del Estado del Vaticano, entra de lleno en
la libertad democrática que nos confiere nuestra
Constitución.
Que los curas se metan en política a través de sus
organismos representativos… sí es permisible.
Que los curas declaren contra la política… sí está
permitido.
Que el Estado tiene el principio de no intervención sobre la
Iglesia, pero sin embargo ésta sí tiene derecho a intervenir
en asuntos del Estado ya es el colmo de la prepotencia,
aunque se crea que es espiritual.
Yo mismo escribí contra las declaraciones del Papa sobre el
SIDA y los preservativos y ahora insisto en advertirle que
se meta en sus cosas espirituales y deje de intervenir en
las materiales porque su estrategia, la de levantar los
ánimos de los creyentes conservadores en contra del resto de
la población, no hará más que encrespar los ánimos… tal vez
esa es la verdadera intención de un presidente de Estado
intervencionista por naturaleza.
Que el Parlamento no repruebe esas palabras, cargadas de
ignorancia o con malas intenciones, pase, pero que nos
prohíban criticar declaraciones fuera de contexto… tratar de
colocarnos la mordaza es mucho más cruel que tratar de
excomulgarnos. Al fin y al cabo es una excomulgación
inventada por el hombre, de hombre a hombre que no
significa, verdaderamente, absolutamente nada.
Contradecir las palabras de cualquiera, aunque ese
cualquiera tenga el título de Papa, entra de pleno en el
derecho de opinión y de expresión y la picaresca
generalizada de la curia romana, aunque residan en este país
y estén representados por la Conferencia Episcopal, en el
uso de las maneras fácticas para poner en el tapete
cuestiones estrictamente médicas… deja a uno, a más de uno
con la fe hecha estopa.
Las declaraciones del Papa no son morales ni relativas a
creencias religiosas, por lo que la crítica y/o reprobación
a sus palabras no atentan, en ningún caso, contra la
libertad religiosa. ¿Qué entenderá este Papa por libertad
religiosa?
Si quieren que respetemos el magisterio de la Iglesia, ésta
debe respetar el magisterio de que somos humanos libres, de
pensamiento y obra libre y responsable. No somos chiquillos
a los que manejar a golpe de vara.
Se nota, desde lejos, que los señores arzobispos, obispos y
demás miembros del ejército de la Inquisición sienten
añoranza por tiempos pasados y no toleran que discutamos sus
palabras y/o sus hechos.
No les cuesta nada tacharnos de herejes y excomulgarnos a
gogó, pero más no podrán hacer. Los tiempos de los
artilugios torturadores y de las intrigas palaciegas con
asesinatos incluidos pasaron tiempo ha.
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