Fechas atrás entrevisté al
consejero de Fomento, Juan Manuel Doncel, para la
revista ‘Ceuta Siglo XXI, que podrán obtenerla el primer
domingo del próximo mes. Y entre las muchas preguntas que le
hice al consejero, varias fueron referentes la Asociación
Deportiva Ceuta. Por dos razones: la primera, porque es un
magnífico aficionado al fútbol; la segunda, y más
importante, debido a que se entusiasma con los colores del
equipo de su pueblo.
He aquí una de las preguntas que le hice: ¿Cree usted
necesario, si acaso esta temporada no se dan los éxitos
previstos y anunciados a bombo y platillo por los
directivos, cambiar la forma de conducir el club? Y su
respuesta fue la siguiente:
-Lo más conveniente sería, llegado el momento, reflexionar
al respecto y tomar las decisiones oportunas y más
convenientes...
Contestación diplomática de un político cuya madurez le
permite sortear con habilidad, como corresponde a cualquier
buen gobernante, un asunto que está pidiendo a gritos
soluciones en todos los sentidos. La primera y principal es
decirle a Felipe Escane que lamentándose a cada paso
no conseguirá nada más que alcanzar el mismo nivel de
tristeza que el entrenador. Y los equipos, no lo olvidemos,
son fiel reflejos de sus dirigentes.
Como verá una vez más FE yo no opino de cuestiones
tácticas-técnicas-estratégicas o de acondicionamiento
físico, de un equipo hecho a golpe de talonario y
perteneciente a un grupo donde casi todos los clubs están
caninos. Un club cuyos directivos se pavonearon durante el
verano de sus posibilidades económicas, como factor
fundamental para conseguir los mejores logros.
Y no opino, entre otros motivos, porque sólo veo a la
Asociación Deportiva Ceuta por medio de la Televisión
Pública, cuando juega fuera. Pues no asisto al Murube (a
propósito: a lo mejor el domingo voy por jugarse a las doce
de la mañana contra el Granada).
Ahora bien, lo que no entiendo es cómo un presidente de un
equipo que aún no está respondiendo a las expectativas
creadas, ni en juego ni con resultados, sale cada dos por
tres a la palestra para responder a las críticas mirando
hacia atrás con ira enconada y haciendo comparaciones con
tiempos pasados que, en este caso, sí fueron mejores. Mala
cosa. Cuando lo que necesita el equipo de su presidente es
que se deje de jeremiadas y comparanzas con un pasado
extraordinario. Y procure cundir la alegría en el club a
falta de otras cuestiones primordiales. Ya que la alegría y
las risas son una terapia infalible en muchos momentos.
De ahí que habiendo leído lo que le he leído a Antonio
Gómez, director de este medio, sobre lo ocurrido en el
Pleno del jueves pasado, he llegado a la conclusión de que
el mejor presidente que puede tener la Asociación Deportiva
Ceuta, actualmente, es Jaime Wahnnon.
Veamos. Transcurría el Pleno entre bostezos, según Gómez,
cuando Inmaculada Ramírez comenzó a apretarle las
clavijas a la tímida consejera de Educación y Juventud,
Kissy Chandiramani, por el despilfarro económico
existente en la ADC. Y, de pronto, una cosa tan seria la
convirtió Wahnnon en cómica. Cómo: vertiéndole una botella
de agua a Juan Vivas en los bajos. Y el salón de
plenos se convirtió en un escenario donde sólo había lugar
para la risa. Wahnnon ha demostrado tener recursos
suficientes hasta para ser presidente de la ADC. Que no es
moco de pavo.
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