El capitán y el contramaestre del buque quimiquero turco,
retenido por las autoridades españolas y fondeado en la
bahía norte de Ceuta, han tenido que ser llevados a tierra
para ingresar en el servicio de Urgencias del Hospital Civil
después de que Capitanía Marítima diera el aviso a Cruz
Roja. La debilidad del capitán (que padece problemas de
corazón) y el estado febril del contramaestre de la nave
fueron motivos para ser trasladados y asistidos en los
servicios sanitarios de la ciudad autónoma. Una embarcación
neumática se ha encargado evacuar a los dos marineros
enfermos sobre las 12’30 horas del mediodía de ayer.
La situación que viven los 15 tripulantes de la nave es
desesperada, desde el punto de vista humanitario, pese a que
están perfectamente asistidos y suministrados de provisiones
(situación de la que se encarga la Capitanía Marítima de
Ceuta en su trabajo de coordinación y gestión de esta
crisis). Sin embargo, cansados de la espera, la tripulación
ha desplegado pancartas en inglés en las que piden regresar
a casa y cobrar ya que llevan varios meses sin que el
armador abone sus liquidaciones mensuales.
Embajada de Turquía
Precisamente ayer y después de entrar en juego el Ministerio
de Asuntos Exteriores español, la embajada de Turquía en
Madrid estuvo en contacto directo con la tripulación vía
telefónica por las gestiones que lleva realizando Capitanía
desde el inicio del incidente que data del pasado día 15 de
septiembre.
De hecho la tripulación, y ante presencia del capitán
marítimo accidental Francisco Sierra, pudo dialogar sobre
las 11’30 horas de ayer, con el segundo de a bordo de la
representación diplomática turca en Madrid y éste les pidió
calma en la seguridad de que su situación personal quedará
satisfactoriamente resuelta, lo que tranquilizó al personal
que por entonces ya tenía visos de rebelarse.
El Rhone continúa detenido y fondeado en la bahía norte, en
aguas exteriores del puerto ceutí, donde aguarda a que se
cumplimenten varias gestiones administrativas después de que
el operador cerrara el pasado viernes la naviera y dejara de
esta guisa al buque.
Por su parte, el trabajo de los técnicos de la Capitanía
Marítima es árduo. Constantes comunicaciones y contactos
para garantizar -según Reglamento- la seguridad en el mar
tanto de las personas, como del buque y su carga (lignosulfato
sódico), un producto químico industrial usado para la
alimentos y tejidos, que no corre peligro alguno.
Capitanía, por las graves deficiencias registradas en su
casco mandó detener el barco la pasada semana ordenando
además el trasvase de la mercancía a otro quimiquero, en
tanto las gestiones con el armador proseguían para habilitar
un astillero antes de permitir definitivamente su partida
hacia Turquía.
Es prolija esta gestión por el amplio número de actores que
intervienen. El armador, el propietario de la carga, las
aseguradoras, las autoridades del país de origen el buque...
los tripulantes. Quizá estos últimos los más importantes en
esta crisis y a los que más atención se le presta desde la
representación de la Marina Mercante española en Ceuta.
En este sentido, el capitán marítimo accidental, que ayer
volvió -de nuevo- al buque pidió, como la propia embajada, a
la tripulación calma ya que el lunes se tomarán decisiones.
Según fuentes oficiales consultadas alguna de las decisiones
que se adopten podría ser la de hacer atracar al barco en
puerto ceutí el propio lunes, salvo que las circiunstancias
climatológicas obliguen a hacerlo antes.
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Acción rápida y coordinada de Capitanía Marítima con el
apoyo de Cruz Roja
XEl capitán marítimo accidental,
ante la situación de debilidad física en que se encontraban
dos hombres en el interior del buque ‘Rhone’, solicitó el
apoyo de Cruz Roja para la evacuación a tierra. De
inmediato, la embarcación ‘La Pilarica’ y una de las
neumáticas con las que cuenta la institución partieron hacia
el barco fondeado en la bahía norte. Sobre las 12’30 horas,
el capitán y el contramaestre del buque turco atravesaban, a
bordo de la embarcación de Cruz Roja, la bocana del puerto
ceutí. En el Muelle de España aguardaba una ambulancia con
personal sanitario que, una vez con los enfermos en el
interior, partió hacia los servicios de Urgencias del
Hospital Civil del Ingesa donde fueron convenientemente
tratados, el capitán de un padecimiento coronario leve y el
contramaestre de su estado febril. Una vez pasado consulta
médica y asistidos, fueron devueltos -por la misma vía-
hasta la motonave turca donde se aguardan novedades.
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