Durante la celebración de La Merced, es el sacerdote el que
lleva a estos sectores desfavorecidos la palabra de Dios,
enseñando a vivir en libertad entre rejas, lo que se hace
realidad cuando el interno abre su corazón a Cristo”. Con
estas palabras iniciaba la eucaristía el padre Alejandro en
el patio de mujeres de Los Rosales con motivo de la
festividad de la patrona de Instituciones Penitenciarias.
Una cita en la que el cante gitano de fondo, la devoción y
la súplica, más la fe en el regreso a la libertad real se
dieron la mano para poner de manifiesto el entusiasmo de
directivos, trabajadores y reclusos para la inclusión y
reinserción social.
Más de 200 hombres y una veintena de mujeres ven los rayos
de sol entre los huecos de los barrotes cada día cumpliendo
una pena que finaliza con el arrepentimiento personal o, en
otros casos, con la ira emocional. Sin embargo, educadores y
trabajadores sociales, médicos y sanitarios, monitores y
profesores se esfuerzan porque los internos aprovechen un
tiempo que no acabe en el olvido o el destierro. Por ello, y
preparando las fiestas de la patrona de Instituciones
Penitenciarias, todo el equipo se volcó en la creación de
cursos, talleres, campeonatos y jornadas que ayer fueron
recompensadas con la entrega de premios. Fútbol sala,
ajedrez, cartelería informática, henna, levantamiento de
pesas, lanzamiento de puerta, damas, tenis de mesa y parchís
fueron las competiciones que ayer fueron galardonadas en los
participantes de dichas iniciativas.
El cante jondo, flamenco, el quejío, también estuvieron
presentes en el recinto amurallado de la mano del presidente
de la Tertulia Flamenca y el guitarrista Pepe Benítez,
quienes convirtieron el credo en una profunda petenera y el
santo en una sentida soleá que, posteriormente, fueron
ovacionadas por los reclusos, agradecidos y ensimismados por
la sencilla pero entrañable eucaristía.
No faltó en la cita el reconocimiento al magistrado de
Vigilancia Penitenciaria al que aludieron como “un hombre de
compromiso que, a pesar de su delicado estado de salud, se
vuelca con los reclusos incluso dando los permisos los fines
de semana. Además, humilde y sencillo, puesto que queríamos
condecorarlo en el acto oficial del miércoles pero él se
negó” ya que “quería estar en el lugar donde trabajo y con
las personas que lo comparte”.
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