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OPINIÓN - JUEVES, 24 DE SEPTIEMBRE DE 2009

 

OPINIÓN / EL OASIS

Tampoco es el fin del mundo
 


Manolo De la Torre
manolodelatorre@elpueblodeceuta.com
 

El hombre que presume de tener muchos amigos no me gusta. Pues tiene un enorme desconocimiento de los demás. La frase no sé quién la dijo, pero me hubiera gustado haberla parido yo.

Manolo Gómez Hoyos debería haber leído esta cita hace ya mucho tiempo y seguramente ahora no estaría lamentándose de la situación a la que los amigos que decía tener lo han abocado. Una situación que le ha puesto entre la espada y la pared.

No hace falta ser muy listo para comprobar que el gerente de Acemsa lo está pasando mal, rematadamente mal; máxime oyendo las declaraciones de Yolanda Bel en relación con los problemas que se avecinan por la escasez de agua.

De Yolanda Bel, portavoz y consejera de Medio Ambiente, MG ha hablado siempre de maravilla. De lo cual he sido yo testigo. Y ella, Yolanda, tampoco se cortado lo más mínimo a la hora de alabar la buena gestión de su amigo Manolo. Y es que no han sido pocos los ditirambos que le ha dedicado al gerente de Acemsa, no ha mucho tiempo.

Así que ambos, el funcionario y la política, están pasando un mal trago. Uno de esos momentos malos donde si no son capaces de centrarse en los fallos habidos y ponerles remedios, sin que el canguelo les pueda, los dos van a quedar tocados de un ala para siempre. Mientras otros han comenzado ya a reírse entre bastidores, celebrando lo ocurrido.

El canguelo les puede entrar en cuanto se pongan a pensar que el error, que pudieren haber cometido, pueda ser penalizado. Y, claro, el miedo ya sabemos que no sólo paraliza sino que también hace que las ideas salgan atropelladas y oliendo a lo que huelen los dibujitos que hace la foca Álvarez.

El martes pasado me crucé por la calle con Manolo Gómez Hoyos. Y le pregunté por cómo estaba. Y, sin pararse conmigo, como en él ha sido costumbre, me contestó sin dejar de andar. “Estoy...: estoy, Manolo”.

La respuesta llevaba impresa el dolor de quien se ve señalado como posible culpable de haber tomado una decisión equivocada. Y su cara reflejaba qué significa en realidad esa frase echa de pasar el Equinoccio. Que es lo mismo que pasar el quinario.

De haberse parado el gerente de Acemsa conmigo, como lo ha hecho montones de veces, yo le hubiera dicho que no es bueno alardear por ahí de tener amigos y compadres. Porque eso, como digo en el primer párrafo, desmerece a quien lo airea. Amén de que lo deja a merced de los envidiosos, de los mediocres, de los escasos, de los limitados... Lo que no les impide tender trampas que siempre terminan atrapando a quien no se cansa de decir que está viviendo, en todos los aspectos, los mejores momentos de su vida. ¿Lo entiendes, conocido Manolo Gómez Hoyos?

En lo tocante a que venga el barco cargado de agua o bien que no haya necesidad de ello, porque mis plegarias surtan el efecto debido y llueva a mares (si bien conviene que se pongan ya los medios para que no se vuelva a anegar el garaje situado en el Paseo de las Palmeras), tampoco es el fin del mundo.

Puesto que cosas peores hemos visto en esta ciudad. Y sus hacedores han pasado y pasan por ser hasta buenas y honradas personas. Cuando se lo han llevado calentito con tejemaneje de agua potable y asuntos variados. ¿Lo cogen?
 

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