El hombre que presume de tener
muchos amigos no me gusta. Pues tiene un enorme
desconocimiento de los demás. La frase no sé quién la dijo,
pero me hubiera gustado haberla parido yo.
Manolo Gómez Hoyos debería haber leído esta cita hace
ya mucho tiempo y seguramente ahora no estaría lamentándose
de la situación a la que los amigos que decía tener lo han
abocado. Una situación que le ha puesto entre la espada y la
pared.
No hace falta ser muy listo para comprobar que el gerente de
Acemsa lo está pasando mal, rematadamente mal; máxime oyendo
las declaraciones de Yolanda Bel en relación con los
problemas que se avecinan por la escasez de agua.
De Yolanda Bel, portavoz y consejera de Medio Ambiente, MG
ha hablado siempre de maravilla. De lo cual he sido yo
testigo. Y ella, Yolanda, tampoco se cortado lo más mínimo a
la hora de alabar la buena gestión de su amigo Manolo. Y es
que no han sido pocos los ditirambos que le ha dedicado al
gerente de Acemsa, no ha mucho tiempo.
Así que ambos, el funcionario y la política, están pasando
un mal trago. Uno de esos momentos malos donde si no son
capaces de centrarse en los fallos habidos y ponerles
remedios, sin que el canguelo les pueda, los dos van a
quedar tocados de un ala para siempre. Mientras otros han
comenzado ya a reírse entre bastidores, celebrando lo
ocurrido.
El canguelo les puede entrar en cuanto se pongan a pensar
que el error, que pudieren haber cometido, pueda ser
penalizado. Y, claro, el miedo ya sabemos que no sólo
paraliza sino que también hace que las ideas salgan
atropelladas y oliendo a lo que huelen los dibujitos que
hace la foca Álvarez.
El martes pasado me crucé por la calle con Manolo Gómez
Hoyos. Y le pregunté por cómo estaba. Y, sin pararse
conmigo, como en él ha sido costumbre, me contestó sin dejar
de andar. “Estoy...: estoy, Manolo”.
La respuesta llevaba impresa el dolor de quien se ve
señalado como posible culpable de haber tomado una decisión
equivocada. Y su cara reflejaba qué significa en realidad
esa frase echa de pasar el Equinoccio. Que es lo mismo que
pasar el quinario.
De haberse parado el gerente de Acemsa conmigo, como lo ha
hecho montones de veces, yo le hubiera dicho que no es bueno
alardear por ahí de tener amigos y compadres. Porque eso,
como digo en el primer párrafo, desmerece a quien lo airea.
Amén de que lo deja a merced de los envidiosos, de los
mediocres, de los escasos, de los limitados... Lo que no les
impide tender trampas que siempre terminan atrapando a quien
no se cansa de decir que está viviendo, en todos los
aspectos, los mejores momentos de su vida. ¿Lo entiendes,
conocido Manolo Gómez Hoyos?
En lo tocante a que venga el barco cargado de agua o bien
que no haya necesidad de ello, porque mis plegarias surtan
el efecto debido y llueva a mares (si bien conviene que se
pongan ya los medios para que no se vuelva a anegar el
garaje situado en el Paseo de las Palmeras), tampoco es el
fin del mundo.
Puesto que cosas peores hemos visto en esta ciudad. Y sus
hacedores han pasado y pasan por ser hasta buenas y honradas
personas. Cuando se lo han llevado calentito con tejemaneje
de agua potable y asuntos variados. ¿Lo cogen?
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