El ciudadano, en todas partes, y
también en Ceuta, por supuesto, lo que quiere son soluciones
que le beneficien y no “discursos de taberna o patio de
vecinos” entre los dirigentes del poder y la oposición.
Esas diatribas, cuando existen, pueden entretener a los
desocupados, o pueden aburrir a quienes en los ratos libres
prefieren ver realidades cumplidas, antes que palabras
huecas que nada nuevo aportan.
Ahora, aunque creo que en desigualdad, por lo que respecta a
los apoyos y confianza de los votantes, está montado un
tinglado de “padre y muy señor mío”, entre Mohamed Alí, el
principal líder de la oposición al Gobierno de la Ciudad y
Francisco Márquez, consejero de Hacienda en el poder.
El consejero de Hacienda reta, públicamente, a Alí a un
debate sobre los créditos de la Ciudad, en el pleno del
próximo jueves.
El asunto está en algo, aparentemente, tan sencillo como
cuál es la deuda viva real de la Ciudad con las entidades
bancarias.
La “cuenta la vieja” que hacía la tía Ramona de mi pueblo,
por “el año el hambre”, sin apenas saber leer ni escribir,
hubiera detallado en tres minutos, sin papeles, lo que debía
a la vecina de al lado, o a los primos de Navalcarnero: “He
pedido tanto, me dieron cuanto, hasta hoy, sólo pude
devolver tres, con lo que sigo debiendo ...”. No habría más
conflicto, y todos tan contentos.
Así de fácil, sin ir a Oxford, a Bolonia ni a München. Sin
embargo, cuando se trata de números manejados por políticos,
aunque ellos fueran economistas solventes, el dos más dos,
raras veces es cuatro y depende de lo que se quiera
demostrar unas veces son siete y otras, tan sólo, tres. Algo
así puede darse aquí, por parte de uno, del otro, o por
parte de ambos. Estos tipos de debates aburren.
El jueves, pues, con sus “papeles” y sus argumentaciones,
expondrán la veracidad de lo que ellos consideran que hay
sobre la situación económica de la Ciudad, con lo que
deberían dejar para otros foros esas acusaciones recientes
de mentir descaradamente.
En otro tipo de actividad esto no saldría a la luz pública,
porque con tres papeles, no más, el uno sabría lo que se
debe y el otro no levantaría la voz, porque sus propios
datos le harían quedarse en silencio. En política la cosa
cambia, y si uno puede tirar barro al contrario, ya sabe que
por mucho que el otro trate de lavarse bien, siempre quedará
alguna mancha, aunque sea vista, tan sólo, por unos cuantos
miopes, pero dotados de cierto daltonismo que les haga
justipreciar a su propio capricho una realidad que debiera
ser clara y trasparente.
No voy a entrar en lo farragoso de los números, que podrían
nublarnos la vista, de ser ciertas las cantidades que se dan
desde la oposición, pero Mohamed Alí ha replicado al
consejero de Hacienda que había tratado de desmentir las
cifras dadas desde la oposición.
Los números de uno y otro están muy lejanos: 205 millones
para la oposición, 71 para el consejero de Hacienda, son las
cifras que barajan el uno y el otro, de créditos concertados
por el ejecutivo local esta legislatura.
Con estos números:” es un brindis al sol calificar de
desahogo el estado de las arcas municipales” (Mohamed Alí),
mientras que Márquez asegura que: “parece mentira que un
responsable político pueda mentir tanto basándose en datos
falsos”. Ambos hablan de lo mismo, aunque parezca mentira.
Estamos ante políticos.
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