El Colegio de Educación Infantil y
Primaria Ortega y Gasset será el primero en el que, durante
los próximos días, entre en funcionamiento el programa
‘Escuela 2.0’ del Ministerio de Educación, una iniciativa de
innovación educativa “que pretende poner en marcha las aulas
digitales del siglo XXI”. Su loable objetivo es la
transformación, en los próximos cuatro años, de las clases
tradicionales de 5º y 6º de Primaria y 1º y 2º de Secundaria
en aulas digitales dotadas con pizarras digitales y conexión
inalámbrica a Internet, en las que el profesor dispondrá de
un ordenador portátil y en las que cada alumno trabajará con
un ordenador personal ultraportátil. Las dos ciudades
autónomas, donde las competencias educativas no están
transferidas y siguen en manos del Ministerio de Educación,
son al mismo tiempo los territorios en los que el fracaso
escolar es más alto de todo el país. Atribuir este hecho
solamente a quién es el último responsable de las aulas
sería simplista e irreal, pero ambas regiones sí deberían
ser, por sus reducidas dimensiones, dos laboratorios de
privilegio que la Administración General del Estado
utilizase para ‘dar ejemplo’ a las Autonomías de cómo llevar
un asunto del que depende el futuro de todas ellas y del
país en conjunto. Sin embargo, no es así. En Castilla-La
Mancha todas las aulas tienen wi-fi desde antes del ‘Escuela
2.0’ y en Asturias ya había 88 centros con pizarras
digitales y mini ordenadores. Como nunca es tarde si la
dicha es buena la llegada de las Nuevas Tecnologías de lleno
a los centros educativos ceutíes debe ser saludada con
optimismo siempre y cuando el Ministerio sea consciente de
la importante labor educativa que debe realizar también con
los docentes para que sepan cómo y cuándo utilizar estas
herramientas. El hecho de que en una ciudad con el desempleo
y los índices de pobreza disparados no se exija un copago a
las familias es otro síntoma plausible de coherencia que, es
de esperar, tendrá que guiar el desarrollo del proyecto
desde ahora hasta 2013.
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