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OPINIÓN - SÁBADO, 19 DE SEPTIEMBRE DE 2009

 
OPINIÓN

El ruido de Mohamed Alí

Por Lázaro Quiles


No debería extrañarle al Gobierno de la Ciudad y a su Consejero de Hacienda, que el Sr. Alí haga ruido y, en cualquier caso, la respuesta debe ser sosegada, basada en la razón y no en la descalificación, que ya bastante se descalifica a sí2 mismo quien haciendo mucho ruido, sólo provoca dolor de oídos, sin aportar ninguna armonía que mejore el ambiente.

Si alguna vez Alí llega al Gobierno, será porque así lo quieran los ceutíes y no porque sus explicaciones llenen de satisfacción a los miembros del Gobierno de Vivas y, desde luego, será interesante observar en el próximo pleno de la Asamblea de Ceuta, como defiende Mohamed Alí su diatriba y como le encara el Sr. Márquez, quien no debe perder de vista que los debates plenarios son instrumentos al servicio de la política, esa cosa que de hacerse bien, como en los toros, cambia la sangre por el arte.

Es totalmente cierto que, de modo interesado, Mohamed Alí mezcla las churras con las merinas, al agrupar en un todo las operaciones de tesorería con los préstamos a largo plazo, pero esto lo hace así el Sr. Mohamed, no porque sea un pardillo, sino justamente por todo lo contrario, es decir: porque quiere jugar como un pícaro y quiere exasperar al Consejero de Hacienda, haciéndole mostrar su lado más jacobino. Y es ahí, donde Márquez no debe caer en la trampa, sino armarse de paciencia y de templanza y explicar en ese lenguaje políticamente claro y directo que tanto agradece el público, huyendo de lo farragoso, la verdad del asunto, desenmascarando a Mohamed Alí y poniendo las cosas en su sitio.

Márquez lleva razón frente al ataque político al margen de los tecnicismos de Mohamed Alí, que quiere un debate ramplón y reduccionista basado en datos posiblemente ciertos, pero que tratados de modo inconexos fraguan una gran mentira.

En todas las administraciones públicas del mundo, ya sean estatales, regionales o locales, las inversiones públicas se financian con préstamos a medio y largo plazo y Ceuta no iba a ser una excepción. Esto es tan cierto como la forma de financiar en una familia sus propias inversiones, ya sea en una vivienda o en otros bienes. Y esta forma de financiar las inversiones, nos hipoteca a todos, ciertamente, pero tenemos que elegir entre disponer de las dotaciones y equipamientos necesarios o seguir viviendo en la edad media. Para evitar esto último, existe el sistema financiero, las previsiones legales sobre su utilización y los márgenes de endeudamiento disponibles en el caso de las administraciones públicas.

En este sentido, la Ciudad Autónoma tiene (y esto es fácilmente constatable, incluso por Mohamed Alí) un margen de endeudamiento suficiente como para que nadie se asuste y para que nadie nos asuste.

Ahora bien, si ponemos en tela de juicio la imparcialidad de los funcionarios, los consideramos unos vendidos al gobierno de turno, sospechamos de complicidades casi delictivas entre titulares de distintas administraciones e involucramos en el debate a quienes nada tienen ni deben de apostillar en cuestiones políticas, quedaremos únicamente expuestos al juicio final y tendremos que apelar lo extrasensorial.

Se puede o no estar de acuerdo con la política de gastos del Gobierno Vivas y también se puede criticar con rigor y firmeza, pero esto es otro discurso distinto al que ha iniciado el líder de la oposición en la Asamblea, que al margen de pretender aumentar las cantidades destinadas a la nueva renta de inserción, poco nos desliza respecto de las que serían sus prioridades en el gasto, en la inversión pública y en cómo buscaría la forma de financiarla.

Las pólizas que contrata la Ciudad con las entidades financieras y que vienen a anticipar recursos comprometidos por el Estado fundamentalmente, nada tienen que ver con los préstamos para la inversión que hemos comentado anteriormente, puesto que estas últimas se cancelan inmediatamente que se produce el ingreso correspondiente por parte del Estado y su única finalidad es disponer de esos recursos con carácter inmediato para mantener de modo eficaz el funcionamiento de los servicios públicos y atender gastos corrientes, de proveedores, etc.

Naturalmente y dada la naturaleza de estas pólizas a corto plazo, no incrementan la carga financiera de la Ciudad y, siendo cierto que tienen costes, son inevitables dado el sistema de pagos del Estado. Lo hacen todas las administraciones públicas y esto, desde luego, no es ninguna excusa, es la única manera que el sistema tiene para financiar de inmediato lo que no puede esperar, como, por ejemplo, la renta mínima de inserción.

Márquez tiene en el próximo pleno de la Asamblea, la oportunidad de hacerle al Sr. Mohamed Alí unas cuantas buenas preguntas o, por lo menos, una: ¿Qué manera conoce él de financiar los servicios públicos, la política social, las inversiones y, en definitiva, los muchos avances que ha experimentado Ceuta en su conjunto y muchos de los colectivos que la integran, sobre todo los más desfavorecidos, al margen de la que está utilizando el Gobierno de Ceuta, los del resto de Comunidades Autónomas o el Gobierno de España?.

Que nos la cuente.
 

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