Acabo de dejar a mi hijo en la
escuela. Otros tantos padres y madres hacen el mismo
recorrido desde la entrada al patio hasta la puerta del
edificio que aglutina las clases de los niños y niñas.
A la hora en punto la maestra hace la aparición estelar de
la jornada. A viva voz “encola” de colocarlos en cola, a los
niños y niñas y se los lleva en plan flautista de Hamelín,
aunque con cara de ir directamente a la hoguera.
No es para menos si vemos que el comportamiento de los
alumnos más problemáticos no se ha resuelto ni con leyes ni
con sugerencias. El temeroso atenazamiento de los
profesores/as y maestros/as es patente ante la imposibilidad
de imponer una disciplina.
Si bien la mayoría de los problemas de la entente
alumno-maestro provienen del comportamiento de las familias
por cuanto muchos padres/madres menoscaban la autoridad de
los maestros ante sus hijos.
Aunque también es verdad que algunos maestros escurren el
bulto hacía los padres.
No es que queramos volver a imponer el autoritarismo y la
rigidez docente de tiempos pasados, el mío fue duro y
rígido, pero tampoco queremos que nos inunden con un sistema
total y excesivamente laxo.
Las noticias sobre el paro vuelven a encender las luces de
alarma de la concienciada sociedad del país. Demasiado crudo
nos lo presenta.
Escribiendo sobre gente en paro, en referencia a la falta de
respeto de los escolares hacia sus maestros, vemos que la
permisividad se amplia a cotas increíbles que llevan hasta
que un trabajador llamen hijo de puta a su jefe y no sea
motivo de despido.
El propio Tribunal Superior de Justicia asegura que la
degradación social del lenguaje ha provoca do que las
expresiones dañinas sean de uso corriente y obliga a la
empresa a readmitir o indemnizar al trabajador que ha
llamado a su jefe hijo de puta. ¡Joder!
Estoy, a pesar de esa sentencia, en la duda de si utilizar
vocablos tan “llamativos” como cabrón, hijo de puta (en el
siglo XVI se decía “hideputa”), etc. en mis Notas cuando me
dirija a alguien y no me caiga una condena irremediable.
¿Puedo tutear al Rey?
Bueno, el augurio de la OCDE sobre el incremento del paro en
2.700.000 más me produce un escozor.
Habrá que implantar vigorosamente fuertes medidas
macroeconómicas. Rajoy tiene que claudicar y entrar de lleno
en colaboraciones institucionales, dejando de lado sus
disputas domésticas y su acaparación de problemas
partidistas por los que nunca quiere dar la cara y desviando
continuamente la atención del personal.
Menos mal que no encuadran al país en el grupo de los 3.000
millones de desnutridos, situados en el ranking de
pobretones por la ONU.
La pelota que ha lanzado mi jefe, sigue siéndolo, el alcalde
de la Ciudad Condal con los prospectos de transportes
gratuitos para niños en edad escolar (de 4 a 12 años) con el
invento de una tarjeta con la podrán viajar gratuitamente en
Metro, autobús y/o Ferrocarriles Catalanes, ha rebotado en
el poste tópico de ser catalán. De gratis no hay nada.
Si en una parte del prospecto publicitario dice que viajaran
gratis, en otra parte indica que deben abonar 35 euros por
costes de emisión y gestión de la tarjeta… ¡Vaya con el
alcalde! Se nota que se le pega las tendencias del
tripartito que gobierna la Generalitat de Catalunya en
referencia a que los padres de alumnos deben pagar 150 euros
por el ordenador portátil de su hijo mientras en el resto
del país es gratuito.
Para pelota buena, que entra en portería, la decisión del
alcalde de Santa Coloma de Gramenet, que ha decidido hacerse
cargo de esos 150 euros para todos los alumnos de su ciudad.
Si tuviera familia numerosa vigente me empadronaría en ese
municipio.
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