A nadie hace mal una miajita de
populismo. Por mucho que, allá por el año 2000 el presidente
Aznar que, por aquel entonces era un cretino prepotente y no
el gran estadista defensor del Humanismo que es ahora, Aznar,
lanzara fulminaciones contra el gordo alcalde de Marbella,
Jesús Gil. Y proclamara que detestaba el populismo. Que
curioso.
¡Porque, su miajita de populismo a nadie ofende. Y es un
fenómeno sociológico divertidísimo. Abominable para
pijoterines y estirados, incomprensible para pijines-progres
de nuevo cuño que recuerdan con sudores sus orígenes, nada
intelectuales, por cierto. Pero amable para la gente
sencilla que, precisamente ahora, estamos de moda por el
fenómeno “simply”, importado directamente de yankilandia.
Entiendan que, hoy por hoy, no tenemos pocas cosas porque
pertenezcamos al sufrido colectivo de los “desfavorecidos”,
“económicamente débiles” o “directamente arruinados por la
estulticia de los políticos”, tenemos pocas cosas porque
pertenecemos al colectivo simply. ¿Qué dicen imitando las
jetas enfurecidas de los altísimos cargos socialistas que
han desertado despavoridos? ¿Qué sustituir “simply” por
“tieso” es el summun del eufemismo? Vale. Pero me vale.
Olvídenme y vayan a hacer un sudoku para agilizar las
neuronas y luego ingieren ginko para prevenir el infarto
cerebral y potenciar la memoria.
Aunque, tampoco es cosa de recordarlo “todo” y menos aún de
tramar cábalas mentales, como es el caso de los célebres
conspiranoicos que insisten en que, el follón inenarrable
montado en torno a Belén Esteban y su hija Andreita, todo el
circo mediático que arrastra cotas insospechadas de
audiencia, no es más que “más de lo mismo”, cortina de humo
y Operación Malaya-Maternal. ¿Recuerdan la coincidencia de
la Malaya con el espinoso Estatuto Catalán y el comienzo del
derrumbe económico? Pues ahora se largan primeros espadas de
la talla de Solbes, por discrepancias gravísimas con Zetapé
que parece guiarse por una brújula borracha y la “espantá”
desaparece entre los arrebatos de la Esteban (¡Por mi hija,
yo ma-to!”) y las tertulias donde ya no se leen los folios
del sumario de la Malaya sino la carta del Defensor del
Menor conminando a la Fiscalía a que “defienda” a Andreita,
cuyos derechos inalienables pueden estar siendo conculcados
por una madre que llora, rabia y lanza abominaciones desde
los platós y el tema del marujerío es “la poca vergüenza del
Defensor del menor que ya podía poner los cojones en cambiar
la Ley del Menor y en quitar de las calles a los
pederastas”.
¿Qué nos importa la “espantá” de los altos cargos
socialistas? ¿Es que esos tipos nos iban a dar de comer? La
Esteban pregona al lucero del alba y las marujas corean un
¡Presidenta, Presidenta! Que ha de dar repelús al mismísimo
Poder. ¿Es el tema de la Esteban, como lo fueron las grandes
Operaciones policiales televisadas en directo, un “pan,
morbo y circo” para despistar al personal? Eso dicen los de
la Teoría de la Conspiración. Pero la estrategia es errónea,
porque, pasando tres pueblos y una autonomía de deserciones
en masa, el populacho se subleva, nos comemos de rabia,
echamos las túrdigas, nos ponemos negros, perdón, he querido
decir “subsaharianos”, meamos sin echar gota por las
flagrantes injusticias de los Poderosos. De esos mismos
Poderosos que han logrado aunar a una buena parte del pueblo
en una especie de “anarco-populismo” de novísimo cuño.
Por eso mismo, la “Asociación de los Niños Víctimas de los
Pederastas”, de la que soy abogada, los padres, las madres y
servidora, también madre, invitamos a Belén Esteban a
compartir con nosotros una paella en la barriada de Mangas
Verdes, en esa donde, unos pederastas liberados a los pocos
meses, abusaron de un puñado de niñas, la mayor de ocho
años, la menor de cuatro. Y el Defensor del Menor no nos
hizo puto caso. Y cuando pedimos al Ministro un protocolo
para atender a los niños cuando lleguen a las comisarías,
nos hizo menos casos aún. Y enviamos el protocolo al PP que
prometió ayudarnos y pasó de nosotros. Y el concejal no vino
a la manifestación porque tenía el compromiso perentorio de
una despedida de soltero.
¿Qué las ratas abandonan el barco? Que se vayan directamente
a la mierda, que no lo harán, se irán a un puestazo. ¿Qué
España va cuesta abajo, de culo y sin freno? No importa,
aquí estamos los españoles para parar la caída con nuestros
cojones. ¿Qué los Poderosos abominan del populismo? Favor
que nos hacen, no compartirán ni una ración de la paella
popular a la que hemos invitado a Belén Esteban. Y a
nosotros nos tocarán más langostinos. Eso es.
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