Si la historia de un club se escribe en noches como las del
pasado miércoles, la Asociación Deportiva Ceuta emborronó la
suya, una vez más, al caer eliminada de la Copa del Rey ante
el Alicante.
“Para construir una casa hay que ir cinco años a la
universidad, para destruirla sólo se necesita un martillo”.
No sé si esas proporciones son válidas pero, en el fútbol,
cuesta mucho ganarse un prestigio y muy poco perderlo.
Para un club de fútbol de Segunda B, sus seguidores, y la
ciudad que lo sustenta, la Copa del Rey es una oportunidad
única para elevar los sueños a la categoría de realidad.
Lejos quedan ya aquellas noches apasionantes con el Murube a
reventar y un Ceuta ‘matagigantes’ midiéndose a equipos de
Primera División del fútbol español.
Partidos emocionantes y competidos, de poder a poder, bien
jugados, donde el fútbol de calidad salía de las botas de
los Silas, Platero, Krios, Iarley, Robaina, Alfonso, Pedro
Rios, Jonathan Sesma, Maldonado y muchos otros.
‘Matagigantes’
La leyenda de ‘matagigantes’ comenzaba en la temporada
2000/01 con la A.D. Ceuta enfrentándose al Málaga C.F. en el
Murube, en un partido vibrante en el que los ceutíes
remontaron el marcador para acabar venciendo por tres goles
a dos, con una afición enloquecida y eufórica.
En la siguiente eliminatoria el bombo emparejaría al Ceuta
con todo un F.C. Barcelona. Un acontecimiento histórico no
sólo para el equipo ceutí, sino también para toda la ciudad
de Ceuta. Fue tal la expectación creada que las entradas se
agotaron en tan sólo un día. Habría hecho falta tres
estadios con la capacidad del Alfonso Murube para haber
podido atender todas la peticiones, que llegaban incluso
desde el otro lado del estrecho.
El Ceuta tenía que intentarlo y lo hizo. Pero, como era de
esperar, el Barça se hizo con la victoria por cero goles a
tres. Con todo, bien puede decirse que los nuestros cayeron
con la cabeza bien alta, tras resistir los primeros cuarenta
y cinco minutos en los que gozó incluso de alguna ocasión de
gol.
En la temporada siguiente, con Carlos Orúe en el banquillo,
el turno fue para un Real Betis que llegaba lider de la
Primera División tras las primeras jornadas y se llevó
cuatros goles del Murube.
A partir de ahí llegarían Mallorca, Málaga (por segunda vez)
o Albacete.
Repercusión mediática
Los avances sucesivos del Ceuta en las distintas
eliminatorias coperas trajeron además una amplia repercusión
mediática. El sólo emparejamiento de un Primera con el club
caballa suponía, evidentemente, un añadido publicitario de
primer nivel en prensa, radio y televisión nacional. Sólo el
hecho de recordar la trascendencia de la eliminatoria ante
el Barcelona da una idea de cuál es el verdadero poder del
fútbol en cuanto a la propagación del nombre de una ciudad
como Ceuta. Eso, y el caché que de paso le otorgaba al
equipo ceutí.
Recuerdos
Esas eliminatorias han quedado grabadas para siempre en la
retina de los aficionados ceutíes, que empiezan a pensar que
“cualquier tiempo pasado fue mejor” y que difícilmente
volverán a vivir esas emociones. Una afición que, en estos
momentos, se encuentra desilusionada, triste y decepcionada.
Y es que en las últimas cinco temporadas, el Ceuta, además
de llevar una mediocre trayectoria en la liga regular, no se
ha clasificado para disputar la Copa del Rey ó fue eliminada
a las primeras de cambio ante equipos como el Éibar, Melilla
o Alicante.
¿Que pasa?
Pues, que hacer un equipo es más dificil de lo que la gente
cree. Sobre todo hay que saber que hasta que no se defina
una idea conductora el club naufragará una y otra vez. En
general, un club exitoso es la consecuencia de
‘conocimientos y organización’, además de una fuerte
disciplina interna y un liderazgo indiscutible acompañado de
gente capaz en áreas esenciales.
¿Tiempo? Dirán que en el futbol la paciencia es imposible.
Mentira. Antes y ahora el fútbol sólo vence al tiempo desde
la organización y el estilo.
¿Y si nos bajamos de la moto y contamos el fútbol de un modo
más realista?
La mala gestión deportiva realizada en estas últimas
temporadas ha sido decisiva para que el equipo vaya a la
deriva. La escased de conocimientos de los dirigentes, entre
otras cuestiones importantes, ha hecho que estos deleguen la
confección de la plantilla de cada temporada, bien en
directores deportivos bien en entrenadores, como es el caso
de Orúe, cediendo a estos toda la iniciativa, lo que
conlleva siempre un importante riesgo.
En este sentido, habrán leído o escuchado alguna vez la
historia de un entrenador que pidió a los directivos que
compraran una vaca para el vestuario, ya que pretendía que
los jugadores la alimentaran y cuidaran para crear así un
mayor espíritu solidario y de compañerismo. La directiva
accedió. Tres meses más tarde los resultados no acompañaron,
el entrenador fue cesado y los directivos no sabían que
hacer con la vaca.
Lo grave es, en el caso del Ceuta, que los directivos ya han
‘comprado varias vacas’, y parecen dispuestos a seguir
haciéndolo.
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