Sinceramente, se me había olvidado
que hay un grupo, muy pequeño de personas que se muestran
contrarios a la fiesta de los toros, porque la consideran “
la vergüenza de España”. Como si España no tuviera otros
problemas más grandes.
En todo el verano, y desde que hubo aquel cruce de opiniones
en Ceuta, porque un empresario pretendía montar en nuestra
Ciudad una corrida de toros, desde entonces no había vuelto
a tener noticias de este grupo, que se quiere dejar ver,
sólo eso, en algunos lugares, cuando va a haber un festejo.
En mi pueblo que, de vez en cuando hay festejos taurinos,
alguno de ellos malo o muy malo, no hemos tenido que
soportar, todavía, a estos disidentes taurinos y si algún
día se nos presentaran por el pueblo, lo que lograrían con
su presencia sería que el espectáculo tuviera un atractivo
más y que la concurrencia fuera mayor, con lo que ganaría el
empresario.
Pero mira por donde, yo que cada vez que puedo me acerco a
los lugares donde hay espectáculos taurinos, caí hace pocos
días por Valladolid, sí por la Capital de Castilla – León,
donde ese día se celebraba una novillada con picadores, y
uno de los chavales que toreaba me llamó el día antes para “
que no se le olvide que mañana toreo en Valladolid”, me
decía el chaval.
Ni que decir tiene que no podía yo hacer un desprecio a
aquella invitación y me fui a los toros, tan campante como
siempre que tengo la oportunidad de ir, entre 20 y 30 veces
por año, aunque algún año hubo que asistí a 70, pero eran
otros tiempos.
Mi sorpresa fue que, media hora antes del comienzo del
festejo, vi que un grupo de manifestantes, con la policía
abriendo el camino y varios policías más cerrando, con
banderas y todo el griterío que podían hacer, eso sí las
banderas eran de España, de las de curso legal, lanzaban
esta serie de lindezas:” Toros, vergüenza de España”, “
Toros sí, toreros no”, “Nosotros no matamos, sólo
protestamos”. Una manifestación en toda regla, pero con
menos concurrencia que las que organiza el 1 de mayo
Aróstegui y, a veces, otros sindicatos más.
A la manifestación de Valladolid iban, los conté, la
“escandalosa” cifra de 17 personas, y para eso hubo que
movilizar más de una decena de policías, que hubieran hecho
más falta en otros lugares, o se hubieran podido quedar en
casa, si no tenían destino a esa hora, e incluso ¿Por qué
no?, tal vez, alguno hubiera ido, también, a los toros.
Los anti, pues, eran 17, eso sí, se les oía de verdad, los
que íbamos y fuimos a los toros, en torno a 6.000, sin
necesidad de levantar la voz para nada más que para aprobar
o rechazar las faenas de los toreros. Y es que esta es la
relación que hay en nuestra sociedad de, a favor o neutrales
sobre los toros y los contra los toros.
No debo olvidar yo que, aunque pocos, tienen derecho a
manifestarse y a expresar su opinión:”Los españoles son
iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación
alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión,
opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal
o social” (Constitución Española. Capítulo segundo, artículo
14).
Admitiendo ese derecho a manifestarse, lo que me parece
demasiado caro es que para este tipo de movimientos hubiera
que desplegarse tanto movimiento policial. Esos gastos,
también, los pago yo, en parte, pero ninguno de ellos me
pagó ni uno solo de los 30€ que me costó la entrada. Vivir
para ver.
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