La intervención del Presidente del
Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero en el día de ayer, en
el denominado debate contra la crisis en el Congreso de los
Diputados demostró, una vez más, la capacidad de tergiversar
los datos reales del líder socialista transformando una
España donde el paro y el déficit crecen espectacularmente
en una España, que según él ya ha sobrepasado el peor
momento de la recesión. Un dirigente, que rehusó debatir en
sede parlamentaria con el líder de la oposición en el
momento más comprometido de los últimos años.
Mis últimas reflexiones pusieron de manifiesto las
consecuencias derivadas de las decisiones precipitadas
adoptadas por el Ejecutivo socialista desde que se iniciara
una crisis que atenaza a la economía española y como
principal consecuencia, a quienes sufrimos directamente sus
efectos es decir, los que nos sumamos a la cada vez más
extensa lista de desempleados, los que alcanzamos cada vez
peor el final de mes y quienes deberemos asumir los costes
de estas políticas errantes a través de la congelación
salarial y la subida indiscriminada de impuestos. Según las
cifras ofrecidas en el día de ayer significarán el 1,5% del
PIB, es decir, 1.500 millones de euros correspondiendo a
cada familia española una cantidad cercana a los 1000€.
Al principio del verano, el Ejecutivo socialista decidió
crear el denominado Plan E con la única intención de
desacelerar el crecimiento del desempleo al objeto de
alcanzar este debate con unas cifras razonables de desempleo
enmascarando nuestra situación real. Decisión, que junto a
otras medidas adoptadas han provocado un enorme agujero en
las cuentas públicas al que deberemos responder las
maltrechas economías domésticas a través de la anunciada
subida de impuestos y la posterior congelación salarial.
En definitiva, nos encontramos inmersos en una situación
desoladora ante la que no cabe otra solución que adoptar
medidas correctoras que ya funcionaron en el pasado;
contención del gasto público, congelación salarial, reforma
profunda del mercado laboral y bajada de impuestos que
posibilitaran, entre otras cuestiones; reducir el déficit en
las cuentas públicas, generar nuevos recursos económicos que
elevarán la confianza de los consumidores y con ella,
posibilitar un incremento significativo en el consumo
interior con el consiguiente crecimiento del empleo. Por
tanto, es momento de adoptar medidas serias y contundentes
alejadas de la clásica demagogia socialista que ha situado
al conjunto de la sociedad española en la peor posición
posible.
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