La llegada del GIL a Ceuta la
recuerdo perfectamente. Y es así porque me tocó vivirla
intensamente durante los meses que antecedieron al día en el
cual Jesús Gil arribó a la ciudad entre vítores y
aclamaciones por doquier. Como de aquel tiempo la alacena de
la memoria está repleta de datos, se me ocurrió preguntarle
al Presidente de la Ciudad en la última entrevista que le
hice, lo siguiente:
-Dígame algo bueno que pudiera haber tenido el triunfo del
GIL en las urnas.
Y el presidente respondió sinceramente: “El clamor que se
produjo en la ciudad con la llegada del GIL y el respaldo
popular que obtuvo, calaron hondo en Madrid. Y allí se
dieron cuenta de que semejante exaltación se había producido
porque hasta ese momento no había habido repuestas eficaces
a las necesidades de Ceuta”.
La contestación no tiene desperdicios: porque al frente del
Gobierno de España estaba Aznar. A quien tantas veces
se le recuerda como defensor acérrimo de los intereses de
esta tierra. Ante semejante contradicción, las dudas me
vienen asaltando desde entonces. La primera es la que sigue:
¿tuvo que esperar Aznar el triunfo clamoroso del GIL en las
urnas para darse cuenta de que Ceuta existía?
De ser así, siempre dejándome llevar por la respuesta de
Juan Vivas, perteneciente a la entrevista publicada en
la revista ‘Ceuta Siglo XXI’, los ceutíes tendrían que estar
eternamente agradecidos a todas las personas que en su
momento decidieron apoyar la causa del GIL y detestar el
abandono que hasta entonces había sometido el presidente del
Gobierno de España a Ceuta.
Lo segundo no se ha producido. Es más, hubo un tiempo en que
los políticos incluso pensaron en rotular una calle con el
nombre del hombre a quien el triunfo del GIL le hizo ver que
su Gobierno tenía a Ceuta abandonada a su suerte. Dejada de
la mano de Dios. Y, por tanto, desatendida casi todas sus
necesidades.
En relación con lo primero, conviene destacar que sí se ha
premiado la enorme labor realizada por todas aquellas
personas que destacaron en su día defendiendo las siglas del
GIL. Todas ellas, si ustedes se fijan, han conseguido copar
los mejores puestos en diversas actividades.
Llámense empleos bien remunerados y donde herniarse es casi
imposible; bien en los medios de comunicación públicos,
donde los dineros son muchos y el trabajo mínimo; así como
otros andan cobrando sueldos extraordinarios por otros
motivos nunca buen explicados. Y qué decir de los políticos
que, procedentes del GIL, han asumido los ideales del PP con
más fervor que quienes llevan en el partido desde sus
orígenes. Sin olvidar a medios privados.
Pues bien, todos cuanto están mamando de esa ubre que
ganaron en buena lid, proclamando a voz en cuello que el GIL
era la solución para esta ciudad, con el fin de abrirle los
ojos a Aznar, deben ser homenajeados en sitio relevante y
con honores.
¿Por qué...? Porque son de otra casta. Y, por favor, no se
tomen mi sugerencia a broma. Pues motivos de bromas son ya
Manolo Gómez Hoyo y Yolanda Bel, por
desnudarse en público y darle cancha a la pregonera de la
cosa periodística. Se les nota que no son tan listos como
los ‘gilistas’. ¿Verdad, presidente Vivas?
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