Como cada 8 de septiembre la Virgen de la Victoria volvió a
salir en procesión por las calles de la ciudad de la que es
patrona y alcaldesa perpetua, portada sobre el trono que
lograra estrenar en el año 2000. También ayer, pero a las
doce de la mañana, se ofició en la parroquia del Pueblo la
tradicional misa dedicada a la virgen, en la que los
melillenses reiteraron su juramento de fidelidad a la
patrona, cumpliendo con una tradición instaurada en 1756.
Aunque por cuestiones de calendario la feria en honor de la
Virgen de la Victoria finalizó dos días antes de la
festividad de la patrona, sí que los actos de homenaje a la
alcaldesa perpetua se llevan a cabo en la fecha de rigor.
Así, ayer 8 de septiembre, a las doce de la mañana, dió
comienzo en la Parroquia de la Purísima Concepción la santa
misa que ofició el vicario episcopal con la colaboración del
resto de sacerdote de la ciudad. El presidente de la Ciudad
Autónoma, Juan José Imbroda, pidió a la patrona que cuide de
todos los melillenses y las casas regionales realizaron su
ofrenda de flores. En este mismo marco el pueblo de Melilla
renovó su juramento de fidelidad a la patrona, repitiendo la
fórmula que se instaurara en 1756.
A las seis y media de la tarde la virgen salió en procesión,
partiendo desde su santuario en Melilla la Vieja, para
entrar en la carrera oficial a las siete y media. El trono
contó con la participación de los costaleros habituales y
con la colaboración de los voluntarios que así lo
solicitaron.
Historia
El 3 de febrero de 1756, el mariscal de campo Antonio de
Villalba y Angulo, nombró a la Virgen de la Victoria, que ya
era venerada desde finales del siglo XVI, patrona y señora
de Melilla.
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